Una de las medidas anunciadas -pero aún no ejecutadas- que ha recibido gran acogida de la actual administración de la Autoridad del Tránsito es una serie de operativos encubiertos contra los taxistas "no voy.
�Por qué se tiene que llegar al extremo de usar a un funcionario encubierto para perseguir a los taxistas? Porque sencillamente, estos malos palancas se pasan de vivos, y por más veces que los gobiernos les concedan ajustes de tarifa, se seguirán saliendo con la suya.
Porque en el gobierno pasado presionaron para que se reajustara la tarifa según una zonificación que ningún usuario, ni la mayoría de los mismos palancas entiende. Lo único que sabemos es que ahora, después de escuchar a 25 taxistas decirnos "no voy", tenemos que pagarle al taxista 26 una tarifa mayor a la que estábamos acostumbrados.
Claro, y habrá que ver que clase de taxi será. La administración actual de la ATTT dijo "hasta aquí" con las prórrogas para que los dueños de taxis pintaran sus unidades de amarillo. �Pero acaso el color del taxi es lo más importante? �Qué pasa con esas unidades que tienen los asientos rotos, el parabrisas quebrado, y sin maniguetas internas en las puertas? Aumentaron la tarifa, pero aún las unidades están hechas un desastre, salvo excepciones.
Ojalá la actual directora de la ATTT no termine como todos los demás, aplastado por la presión de los transportistas tanto selectivos como colectivos.
La única forma en que esto puede terminar es estableciendo una verdadera alternativa de transporte, que haga sentir a los dueños de cupos y a los palancas la presión de la genuina competencia. Se está planteando el metro como alternativa, pero de aquí al día que ese metro vea la luz, habrán pasado varios años.
Mientras ese momento llega, las autoridades tienen que ponerse los pantalones. Y los usuarios también. Una buena medida para ello sería aprovechar la campaña contra los taxistas "no voy" y anotar los números de las unidades que les rechazan una carrera, para inmediatamtente hacer una denuncia telefónica a la ATTT, para luego aplicarles las multas correspondientes. No sabemos si esta posibilidad ha sido planteada por la institución, pero estamos seguros de que sus líneas calientes se van a derretir por la cantidad de llamadas.
A estas alturas, ya sabemos que los transportistas selectivos y colectivos no van a cambiar un ápice si no se les presiona de verdad. Sienten que como tienen el poder de paralizar el país, pueden manejar a cualquier gobierno a su antojo.
Pero deben tener cuidado, ya que si el metro resulta exitoso, tendrán que pedirle a los usuarios de rodillas que se monten a sus taxis, aunque sea una carrera hacia la luna.
