Lunes 27 de julio de 1998

 








 

 

MENSAJE
Sobrecargado y sin licencia

Hermano Pablo
Costa Mesa, Califonia

E
ra un festivo grupo de excursionistas en un día maravilloso de verano. Era también uno de los lagos más bonitos de Taiwan: el Sur Moon. Y era una oportunidad de respirar buen aire, tomar buen sol, bañarse en buenas aguas y comer excelentes comidas.

Pero en un viraje cerrado, el yate de placer donde iban los excursionistas se inclinó demasiado. Toda la carga se corrió a un lado, y el barco zozobró. De los noventa y cinco excursionistas que iban en la embarcación, cincuenta y cuatro perecieron en las aguas. El informe que dieron los autoridades fue: "El barco navegaba sobrecargado y sin licencia".

"Sobrecargado y sin licencia: una situación que presagia destrucción. No se puede estar seguro cuando estas dos condiciones se combinan.

El hombre que maneja sobrecargado de licor, y además sin licencia para manejar, pone en peligro su vida y la de muchos más. El que anda sobrecargado de drogas, y sin licencia, es decir, sin permiso legal para comprar más, está derrochando el tesoro más grande que tiene: su vida.

Y qué del que anda sobrecargado de deudas y sin licencia, es decir, sin la capacidad de cancelar sus cuentas? Este también está en una situación apremiante. Puede aun caer en la cárcel.

Hay personas que viven sobrecargadas de problemas de toda especie: físicos, económicos, personales, familiares, espirituales, y no tienen licencia, es decir, no tienen la capacidad para resolverlos.

Asimismo hay hombres que viven sobrecargados de concuspicencia. Son los que llevan vidas desenfrenadas, sin la licencia de tener relaciones sexuales excepto con su esposa. Sin embargo, ceden al desenfreno y adulteran, creyendo que podrán sobrevivir.

En todos estos casos la barquichuela de la vida se escora, la carga se corre a un lado y el barco zozobra, y queda uno a merced de las aguas turbulentas de la vida. ¿Qué hacer entonces?

Es entonces que hay que acudir a Cristo. Cristo ofrece llevar nuestras cargas, calmar nuestras pasiones, perdonar nuestros pecados y darnos licencia, no para pecar sino para andar en esta vida con libertad, con paz y con la justicia que sólo El puede dar. Acudamos a nuestro Salvador.

 

 

 

 

 

FARANDULA
  • Creen.

 

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