El viejo estaba tranquilo en su hamaca, bajo un árbol de mango. Yo lo visitaba por cuestiones de trabajo. Hace treinta años visité mucho el campo por laborar en Reforma Agraria y el Ministerio de Salud.
Cuando podía me gustaba conversar con los campesinos. Así conocía a esos personajes, pues siempre he vivido en la ciudad capital.
Aprendí a escuchar consejos de los viejos campesinos. Esto no siempre lo hacían los técnicos que laboraban para mejorar los cultivos.
Una vez uno de esos flamantes técnicos señaló que los terrenos del lugar eran adecuados para sembrar maíz.
El viejo campesino le indicó con mucho respeto que "el maíz no resultaba aquí".
Como suele ocurrir con algunas personas "estudiadas", el técnico se rió.
Ya se habían hecho análisis de la tierra y era adecuada para el maíz. Así que el gobierno dispuso recursos humanos y mecánicos para sembrar dicho grano.
El maíz creció lozano. Las matas eran de verde intenso, altas. Y salieron las mazorcas...
Cuando estaban a punto de cosecharse, aparecieron de debajo de la tierra centenares de ratones. �Se comieron el maíz!
Chupando su "cachimba", el viejo sentenció: "vio ingeniero, aquí no resulta sembrar maíz".
En otra ocasión los técnicos querían hacer un puente en el río cercano al pueblo. Luego de inspeccionarlo, decidieron construirlo en tal sitio.
Otro morador antiguo les aconsejó que no lo hicieran allí. Pero no le hicieron caso. En el invierno el río creció tanto que derrumbó el puente.
Hay personas que piensan que porque tienen estudios universitarios, no deben seguir los consejos de gente sencilla, como son los campesinos.
No entienden que la experiencia de la vida, muchas veces es mejor que lo aprendido en la universidad.
Siempre recuerdo el consejo que me dio un viejo campesino: "Mire joven, cuando sea viejo se arrepentirá de las cosas que no hizo, y no de las que hizo". �He comprobado que es verdad!
