Jueves 13 de agosto de 1998

 








 

 

EDITORIAL
Poder judicial en la crítica y el reclamo

L
as peripecias del Caso Boutin, publicitado ampliamente por los medios de comunicación se convirtieron en una novela apasionante que divide las opiniones ciudadanas, entre quienes catalogan al abogado Vice-Decano de Derecho, como cifra de maleanterismo y criminalidad, y los que lo definen como profesional ágil, astuto en las lides tribunalícias que en la mecánica de sus conocimientos, realiza operaciones dirigidas a defender a sus poderdantes.

La realización de juicio amarillo donde se reclaman fingidos honorarios impagos mediante letra forjada constituye una infracción que requiere atacarse civilmente y así detener los traspasos de los bienes a adquirientes de buena fe; nulidad que no se alcanza cuando se prefiere los vericuetos procesales del régimen penal, con la pretención de desmontar los pasos mercantiles realizados por el abogado Boutin.

Es práctica repetida en la vida jurídica panameña encaminar sus quehaceres hacia el Ministerio Público, para a través de la fortaleza punitiva, resolver conflictos de deudas, acuerdos, adelantos, préstamos y acciones civilistas, lo cual convierte a los funcionarios de instrucción en soportes de intereses mercantiles subalternos, cubiertos por la acción de punición.

Ahora, la decisión de una petición de amparo personal, o Habeas Corpus, a favor del denunciado Boutin, en la cual los Magistrados puntualizan criterios en torno a la adopción de medidas cautelares, previniendo la libertad personal, para restringirla en el extremo procesal, levanta protestas de personeros de cúspide en labores asesoras presidenciales, y parlamentarias en la Asamblea Legislativa, aflorando estas censuras alguna oculta realidad, un escondido interés que pudiera envolver a personajes de primera línea gubernamental.

La Corte Suprema de Justicia y el Ministerio Público son constantemente blancos de censuras y reclamos; y el enjuiciamiento forzado de uno de sus integrantes, unido a la demora exagerada en resolver consulta constitucional, sirven de trasfondo a la pérdida de estimas, las suspicacias y el recelo que manifiesta la colectividad ciudadana.

Los clamores generalizados de personas cercanas a las labores de instrucción y juzgamiento; las dificultades voceadas que impiden alcanzar soluciones rápidas en el acumulado inventario de causas irresolutas, son referencias para atender con sereno ánimo y las mejores actitudes, con miras rectificadoras, las lagunas legales, los obstáculos procesales, los impedimentos de funcionarios, las prácticas de obsolescencia y estulticia, y agilizar los afanes juzgadores y de investigación, por los cuales clama el pueblo.

Los reclamos éticos; los juzgamientos contra los desvíos de torpeza y mala fe, deben asentar en las causas que envuelven abogados descarriados, censurando sus equívocos y condenando al rechazo sus conductas indebidas.

 

 

 


 

AYER GRAFICO
Hay que preservar de la ruina los muelles del Mercado Público.


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, continúo ensuciando las quebradas de mi barrio.


OPINIONES



 

 

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