He visto y leído en los medios de comunicación social, personas que llegan a tener 113 años de vida y un poquito más.
Al ser humano se le concedió años de vida; pero el estrés, ansiedad, presión, infarto y otras enfermedades, añadido el poco descanso o reposo como también problemas personales o económicos, traen al cuerpo enfermedades que acortan la existencia del individuo.
Muchas de esas enfermedades son consecuencias del abuso, desgaste y descuido que le ocasionamos al cuerpo. Las personas deben buscar su paz, su tranquilidad y tener un tiempo de esparcimiento. Y cuando hay que reposar, se tiene que descansar y descansar de verdad para obtener salud mental y corporal. De esta manera, evitamos enfermedades crónicas o muerte prematura.
También es recomendable si el caso lo amerita, buscar ayuda a través de un buen consejero o especialista en la materia para no caer en las garras del alcohol o cualquier adicción perjudicial para la salud.
Igualmente, rechazar la idea negativa de pensar que tener una edad avanzada o madura es estar acabado e incapaz o una pérdida de tiempo para comenzar a realizar algo nuevo y productivo. Mientras se tiene vida, hay la oportunidad de aprovechar todo lo bueno que viniere a la mano para hacerlo realidad.
Dios nos concedió larguras de días, años de vida y paz aumentada, más cuando actuamos con sabiduría y nos apartamos del mal. Cuida tu cuerpo que es templo de Dios y recuerda, nunca es tarde para comenzar a realizar los deseos más anhelados.