El Procurador General de Estados Unidos, Alberto Gonzales, anunció su renuncia, en una conferencia de prensa en la que no admitió preguntas.
"Ha sido un gran privilegio encabezar el departamento de Justicia. Hoy quiero agradecer el servicio de los funcionarios de este departamento a nuestra patria", señaló el funcionario.
Su dimisión, sin embargo, pone fin a la larga pugna del presidente George W. Bush por salvar a uno de sus principales consejeros, que estuvo involucrado en una serie de escándalos y controversias.
Gonzales, el hispano que ha ocupado el puesto más importante en la administración de George W. Bush, se vio envuelto en un escándalo político por el despido de ocho fiscales federales que, según el Partido Demócrata, se debió a una decisión política.
El ex Procurador General ha sostenido que, a pesar de que hubo fallos en el proceso de despido de los ocho fiscales y que no fue "tan riguroso o estructurado como debería haber sido", creía firmemente en que "no había ocurrido nada indebido".
Según Gonzales, los fiscales fueron despedidos por causa de su desempeño y la política no tuvo nada que ver.
DEFENSA: BUSH RECONOCE LABOR
El presidente Bush defendió la obra y figura de Gonzales, de quien aceptó su renuncia, y nombró al procurador general Paul Clement como su sucesor interino, que asume el cargo el próximo 15 de septiembre.
"Gonzales es un hombre de integridad, decencia y principios, y he aceptado su renuncia con renuencia", destacó.