El recién graduado de Licenciado en Periodismo quería una maestría. Pidió un préstamo en el IFARHU y necesitaba un fiador. A mí me pidió el favor, pero con elegancia rechacé ese compromiso. Pasó el tiempo y muchos años más tarde, un colega profesor se lamentaba de su mala suerte.
Le salió de fiador al joven para "darle la oportunidad" de estudiar su maestría en el extranjero.
El flamante master no regresó. Consiguió empleo en ese sitio y formó familia. Atrás quedó su patria, sus amigos... �y su deuda!
Sencillamente se convirtió en "malapaga", una de las características que adornan a muchos panameños.
El pobre profesor tuvo que pagar por años el favor que le hizo al exalumno. (Cómo se lamentaba de ese favor...)
Los malapagas están en todos los niveles. Desde los que no pagan la luz, agua y teléfono, pero sí tienen plata para fiestas... hasta los que adeudan miles a instituciones bancarias privadas o del gobierno.
A veces el bellaco sufre algunas consecuencias, como que le saquen muebles de su casa, embarguen el sueldo, o vea su nombre en el periódico. Esto es una "sanción social" que a varios malapagas no les importa... �pero a otros sí!
Lo peor del asunto es cuando otros panameños honrados y de buena fe tienen que pagar la deuda del irresponsable.
Por eso yo no le salgo de fiador... a nadie, ni siquiera a la familia.
Hay familias que prefieren un disgusto a pagar sus deudas.
Muchas veces el malapaga tiene dinero más tarde, y se olvida de su deuda.
�Qué hacer con los malapagas?
Primero debe haber sanción para esta bellaquería. Nada de nombrarlos después en puestos públicos...
Quienes conozcan a personas con ese vicio deben divulgarlo, para que los avivatos no "engrampen" a otro individuo.
El Cholito Mesero me dijo que en su pueblo llamado "Caraña Hedionda", se dice lo siguiente: "de los malapagas está empedrado el camino que conduce al Infierno".
Cuando yo escuché ese refrán no pude contenerme. Dije en forma chistosa:
"Tremenda autopista debe haber con los malapagas panameños".