ABRACADABRA
A rescatar la patria (II)
El oficialismo tampoco ha sabido reaccionar ante el arrollador rechazo
popular a su política corrupta e impositiva.
Carlos Guevara Mann
Concluyó hoy la publicación
del Manifiesto que ciudadanos comprometidos con el rescate de la patria
han redactado y puesto a circular.
Si Ud. coincide con los puntos de vista de este Manifiesto, recorte esta
misma página, compártala con sus familiares y amistades, y
envíela a la Presidencia de la República (Panamá 1,
Panamá), al legislador de su circuito en la Asamblea (Apdo. 3346,
Zona 4), al Tribunal Electoral (Apdo. 3281, Zona 5) y la Defensoría
del Pueblo (Apdo. 0832-1695, Panamá).
Las irregularidades electorales llevan a pensar que de no ser por el
voto masivo del pueblo panameño en favor del NO, hubiese sido fácil
desvirtuar la voluntad soberana del electorado.
A ocho meses de las elecciones generales de 1999, en que por la abundancia
de opciones electorales las situaciones aquí descritas ejercerían,
sin duda, un efecto distorsionador mucho mayor, la ciudadanía exige
del Tribunal Electoral rectificaciones inmediatas y efectivas.
Urge, asimismo, el rescate de la Fiscalía Electoral, organismo
completamente inoperante y desprestigiado.
Este rescate debe comenzar por el reemplazo de su titular, designado
originalmente por la dictadura militar, a quien el oficialismo pretende
renovar en su cargo, por un período adicional de diez años.
Exigimos, por lo tanto, el nombramiento de un nuevo Fiscal Electoral,
designación que deberá recaer en un ciudadano de rectitud
y méritos comprobados.
El oficialismo tampoco ha sabido reaccionar ante el arrollador rechazo
popular a su política corrupta e impositiva.
En el último año de su ejercicio, el pueblo también
exige rectificaciones del gobierno de Ernesto Pérez Balladares.
Se demandan correcciones urgentes a un modelo económico que, junto
al aprovechamiento del Estado en beneficio de la cúpula gobernante,
es responsable del empobrecimiento de grandes sectores de la población.
El voto NO es evidencia del rechazo ciudadano a los escándalos
de la distribución de viviendas en las áreas revertidas, la
turbia política de concesiones, privatizaciones y endeudamiento estatal,
el predominio del nepotismo y amiguismo en los nombramientos públicos,
y el despilfarro, la ostentación y el desgreño administrativo,
entre otros.
Los principales voceros del oficialismo, que en los últimos meses
han hecho gala de su autoritarismo y desprecio por los principios democráticos,
no pueden, bajo ningún punto de vista, continuar en el desempeño
de funciones públicas.
Particular descontento existe hacia la Asamblea Legislativa, cuya mayoría
oficialista, frecuentemente en contubernio con la minoría opositora,
ha renunciado al ejercicio de su función representativa, habiéndose
transformado en un desprestigiado apéndice del Ejecutivo, con grave
perjuicio para la ciudadanía.
Ningún ejemplo lo demuestra mejor que la complaciente aprobación,
por parte de la Asamblea, del proyecto de reforma constitucional para permitir
la reelección presidencial inmediata, propuesta a la que claramente
se oponía la inmensa mayoría de la población.
El divorcio entre las acciones legislativas y las necesidades del pueblo
panameño ha quedado plenamente demostrado.
Urge el rescate de este Organo del Estado, sin cuya eficiente operación
es imposible la plena vigencia del sistema democrático, a través
de la exigencia de mayores responsabilidades a los legisladores.
El NO del 30 de agosto es también un rechazo contundente al oportunismo
e inefectividad de los partidos de oposición, que desde 1990 han
frustrado las aspiraciones democráticas del pueblo panameño.
La ciudadanía demanda un alto al divisionismo y corrupción
de los partidos de oposición, y exige el retiro de dirigentes caducos
y la pronta consolidación de una nómina civilista que abarque
todos los puestos de elección popular.
Dicha nómina única, presidencial, legislativa y municipal,
deberá estar compuesta por los mejores elementos de los partidos
políticos y la sociedad civil.
Sólo así podremos rescatar a la República del estancamiento
en el que el liderazgo ineficiente y venal la ha sometido y enfrentará
con efectividad los retos que nos presenta el fin del milenio.
Exhortamos a toda la ciudadanía a exigir los correctivos aquí
contenidos y a mantenerse vigilante frente a los próximos acontecimientos,
que serán determinantes en la forjación de una patria mejor,
en la que imperen los valores democráticos y civilistas por los que
el pueblo panameño tanto ha luchado.
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