Por curiosidad usted ha contemplado los fenómenos de la naturaleza. No has admirado la inteligencia de las avispas en la fabricación de sus panales. Tal vez todos no hemos visto un anal de avispas, ni tampoco se habrán fijado cómo y de qué está hecho. El panal está hecho como de un papel. Un señor dedicado a la fabricación de tela, se propuso averiguar el secreto del panal. Miró que las avispas arrancan astillas muy pequeñas de un árbol podrido, la mastican, las deshacen y las mezclan con saliva hasta formar una masa, un atol. Con este atol construyen su panal. El viento y el sol secan esta construcción de papel. Es una construcción perfecta e impermeable.
Más tarde un señor alemán llamado Federico Séller se le ocurrió fabricar papel con madera, que tanto ha servido y sigue sirviendo a la humanidad.
Antes el papel se hacía de trapos viejos. Pero la industria de este material había evolucionado tanto, que los trapos ya no alcanzaban. De ahí, para recolectar los trapos el gobierno del lugar exigió a las señoras que recogían trapos viejos una identificación.
Hay árboles que se usan para la fabricación de papel. Son de maderas baratas, sobre todo de la familia de los pinos, que se cortan cuando el tronco es aún delgado. Si por algún motivo falte el papel, el hombre empleará para uso personal, lo que antes se usaba: hoja seca de almendro, capullo de maíz seco, tuza, agua, etc.
El papel periódico es mejor para prender un fuego, pues está hecho sólo de madera. En cambio el papel blanco fino tiene mucho trapo, que arde menos que la madera. �Dónde va a parar todo ese papel después de usado? �Qué pasa cuando ya nadie lo necesita?
Día a día la gente necesita más papel. Sin duda en lo que más se gasta es en los periódicos. Si se cogieran todos los periódicos del mundo que salen en un día, se podría hacer una tira tan larga que alcanzaría para darle la vuelta al mundo. Guarda los trapos viejos de tu casa y tendrá una venta agradable.
