El recrudecimiento de las rivalidades entre pandillas en la capital tienen atemorizados a los pocos testigos que han presenciado día tras día las muertes, tanto en barrio de El Chorrillo como en diversos sectores de Tocumen.
La fiscal Tercera Superior, Argentina Barrera, quien entre el 28 de agosto al 4 de septiembre pasado tuvo que estar al frente del levantamiento de seis víctimas de homicidios, dijo que están intentando establecer las responsabilidades penales respectivas.
Los complejos casos están vinculados a las muertes seguidas en el barrio de El Chorrillo, donde el problema con la banda Bagdad y sus contrarios han creado una estela de muertes.
En los crímenes de Henry Roberto Castillo ocurrido en calle 23, el 30 de agosto y de Pedro Pablo Murillo, en calle 25 El Chorrillo, un día después no hay sospechosos, mientras las autoridades de investigación de la fiscalía tratan de ubicar a testigos que puedan determinar lo ocurrido y se acredite la vinculación de los asesinos.
Ambos asesinatos presumiblemente están ligados a las rencillas de la pandilla Bagdad.
La fiscal Barrera ante la serie de crímenes sostiene que el desbordamiento de estos hechos permite que se ataque a la sociedad civil, que es la esencia de la actividad criminal.
Y las organizaciones criminales están a nivel de ejecutar el delito o pagar a sicarios para que lo ejecute, recalcó.
Al mismo tiempo, la fiscalía enfrenta el silencio y temor de los testigos protegidos, que al final se retractan de lo ya señalado, para no incriminar a los responsables.
Otros casos que también son investigados por problemas de pandillas se registraron en Tocumen, donde las víctimas responden a Johnattan Wong, Javier Domínguez y Gabriel Alexander Quintero.