El consumo moderado de cerveza, tanto tradicional como sin alcohol, no provoca un aumento del peso ni modificaciones en la composición corporal, asegura un estudio.
La investigación se realizó en un grupo de voluntarios, según un diseño de intervención cruzado y el periodo experimental duró 10 semanas, durante las cuales todos los voluntarios mantuvieron sus hábitos de vida y alimentación. La única modificación introducida fue referente al consumo de bebidas habituales y a la ingesta de cerveza tradicional o sin alcohol en los periodos determinados según el diseño experimental.
Durante la primera semana todos los sujetos tuvieron que abstenerse de cualquier consumo de bebidas con alcohol. Las cuatro semanas siguientes y de forma aleatoria, en función del grupo al que habían sido asignados, incorporaron a su dieta habitual cerveza tradicional o sin alcohol, en la cantidad correspondiente a un consumo moderado de alcohol, es decir, dos latas de 330 mililitros para los varones y una lata para las mujeres.
Se realizaron mediciones de los pliegues cutáneos y de las circunferencias corporales. Entre otros parámetros, el estudio analizó la ausencia de variación en el peso, el índice de masa grasa y masa corporal. Igualmente, se llevó a cabo un análisis dietético y de la actividad física realizada por los sujetos.
Así, las mediciones antropométricas determinaron que el consumo moderado de cerveza, tanto tradicional como sin alcohol, no modifica la circunferencia del brazo, cadera o cintura y tampoco registraron alteraciones significativas en los pliegues cutáneos.