Concebir lo bello es ir más allá de lo imaginario. Crear una imagen cuya realidad se vuelva parte de la vida, es un arte que pocos se atreven a expresar.
Para el amante de lo bello, convertir una idea en una verdad, es un reto diario.
Las manifestaciones del arte son muchas. Cada artista plasma su inquietud para ser interpretada por otros.
Cada corriente artística habla de sus emociones y sentimientos.
El teatro lleno de ingeniosidad e histrionismo (comedia o drama) despliega su pensamiento al ser o no ser. Lleva a escena la pantalla en vivo, a todo color de la existencia.
Con la música, vibran las cuerdas del alma misma. Escuchar extasiados cómo los rústicos dedos de un anciano campesino en el mercado de El Valle de Antón, despiertan las notas guardadas en su violín. De oídas, sin pentagrama, sólo de su memoria, surge la melodía, es un deleite. Allí hay músicos innatos.
En la plástica, el asunto es profundo. Moldear una figura y darle un hálito de vida, es cosa seria para el artista. No es únicamente dar forma a una obra. Es reflexionar sobre el origen de la vida y sus propias perspectivas.
Irving Troya, cultor de las artes plásticas en Chiriquí, manifiesta que el interés por las Bellas Artes ha crecido. Así lo demuestra una alta matrícula en esta escuela.
Se ha logrado establecer un Día Nacional del Artista Plástico (19 de agosto). Inspirados en este sentido de lo bello, Manuel Montilla, director de la Pinacoteca de Arte Contemporáneo de Chiriquí, dice que ellos se orientan en el pensamiento latino "La Vida es Breve, El Arte es Eterno".
Basados en este lema, impulsan el arte en todos sus aspectos, con el proyecto de la Casa de las Artes y la Tecnología: Zenaida Moreno de Chávez, en la ciudad de David.