En Nuevo Veranillo, en San Miguelito, la gente tiene miedo de salir a la calle, según contó la señora Katia de Lázaro, madre de cuatro chiquillos.
La razón es que los delincuentes han creado un cerco de balas para sus rivales en fechorías y para las víctimas que les proveen los botines ilícitos.
Según la señora, la comunidad clama porque los policías se turnen más seguidos con las rondas por el área, ya que allí hay muchos niños que juegan en las calles y pueden ser blanco fácil para una bala perdida, además de ser testigos de la venta ilegal de drogas, ejemplos que tuercen los caminos de la juventud en Panamá.