El objetivo del tratamiento es librar la piel de lesiones psoriáticas durante un período de tiempo, lo que se llama "limpiar", "aclarar las manchas" o remisión. A veces se dan remisiones espontáneas. Otras veces la psoriasis se hace resistente a un tratamiento, que deja de ser efectivo, y por tanto, debe cambiarse por otro, explica Chapman.
Entre los tratamientos está: tópicos (directamente sobre la piel), fototerapias (luz ultravioleta), baños e internos (pastillas e inyecciones).
Usualmente, cuando se inicia el primer tratamiento, se aplica uno tópico, pasando a fototerapia o tratamientos internos si los otros no son efectivos o porque la gravedad del caso lo requiera.
El criterio es usar primero los tratamientos con menos efectos secundarios y sólo pasar a otros más agresivos si los primeros fracasan.