Caminando por la avenida Central, observé con asombro el titular de un diario en donde un grupo de empresarios exigía cambiar una fecha tan simbólica como el Grito de los Santos, para ser transformada en "día puente".
Para aquellos hombres de negocios que no creen en los valores cívicos y la importancia de lo que significa la independencia de España, vale refrescar la memoria frente a este hecho.
El 10 de noviembre de 1821 se constituye en el punto de partida de los movimientos separatistas panameños que, inspirados en el deseo de fundar un país independiente, a la sazón de la causa latinoamericana que encabezó Simón Bolívar.
Lo destacable del movimiento santeño es que el campesino de tierra adentro, guiados por Rufina Alfaro, fue el que se levantó en contra del imperio español, no el capitalino o el burgués que usufructa del paso geográfico del istmo.
Cada panameño debe recordar que los jóvenes y pequeños necesitan saber las razones fundamentales que provocaron la independencia de 1821. Esta no es una fecha más, es un hito en el paso de la conversión de Panamá en un Estado soberano.
El nacionalismo no es una panacea radical. Es un valor agregado a la consolidación de la sociedad, de lo cual las banderas, el himno nacional, el escudo de armas y la historia son elementos esenciales para que los panameños recordemos nuestros orígenes.
Esa idea de que los "días puentes" son necesarios para la economía no tiene fundamento. Cada fin de semana, miles de compatriotas viajan al Interior a visitar a sus familiares o hacer negocios, trayendo dinero e inversión a las provincias de Herrera, Los Santos, Coclé, Veraguas, Chiriquí y Bocas del Toro.
Las estadísticas muestran que el interiorano es el mayor inversionista en las provincias, no el capitalino. Cerca de 5 millones de balboas se movilizan cada día en estas regiones, sin necesidad de imponer el "día puente".
Además, los más de millón y medio de interioranos que habitan en la ciudad de Panamá llevan las ganancias del sudor diario a sus familias, por medio de la remesa interna, algo estimado en 10 millones de balboas semanales.
Entonces, si es evidente que el dinero se mueve al interior, �porqué el afán de desvirtuar la fecha simbólica del 10 de noviembre?
Es por esta y muchas otras razones que algunos pierden credibilidad, argumentando razones económicas para desvirtuar una fecha histórica, por la presión de promover el turismo o la entrada de capitales a balnearios exclusivistas, donde el campesino no entrará nunca.
Defendamos el Grito de los Santos y pongámonos en pie de lucha para demostrar que los valores cívicos son más importantes que ganar más dinero, el cual se quedará en los multimillonarios que viven tranquilos en Panamá.