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Abnegado

Milciades Ortíz | Catedrático

Muchos años más tarde, cuando ya era una viejita, mi madre seguía sintiéndose orgullosa de su labor como maestra. Rápidamente decía que "todos mis alumnos terminaban el año leyendo de corrido". Eran alumnos de primaria de la Escuela de Río Abajo, donde trabajó hasta que se jubiló.

Ella fue una maestra de "la vieja época". Cuando un alumno no asistía a clases, iba a su casa a averiguar lo que pasaba.

Si había que quedarse un poco para poner a "repasar" a estudiantes "remolones", lo hacía sin pensarlo dos veces.

Se esforzaba para que todos los chiquillos leyeran "de corrido" al terminar el primer grado. Ahora, incluso en la Universidad Ud. puede encontrar jóvenes que no leen bien.

Imagino que existieron otros maestros como mi madre. Recuerdo esas anécdotas cada Día del Maestro, y me pongo a comparar con la realidad educativa de hoy.

Actualmente no todos los maestros son "abnegados", como señala el Himno al Maestro, que pide gloria para ese ser...

Tal vez, esto suceda porque las aulas están muy llenas, los niños no respetan a sus maestros como antes. Y hay que decirlo, ahora existen algunos malos padres que han llegado a agredir maestros que le exigen a sus alumnos.

Antes el maestro era considerado "un segundo padre o madre". No era de extrañar que frente a un niño travieso, el padre autorizara al maestro para "pegarle una cuera cuando fuera necesario".

Ser maestro era una tarea de veinticuatro horas hace más de cincuenta años en Panamá.

Si un niño era visto fuera de clases haciendo travesuras, el maestro le llamaba la atención sin ningún temor.

Debo señalar que los niños de antes respetaban a sus maestros, cosa que no siempre ocurre en la actualidad.

Menos que alguien se atreviera acusar a una maestro de abuso, por el hecho que le diera "reglazos" a su alumno.

Todavía recuerdo las pocas veces que la maestra de segundo grado me pegó en la palma de la mano, porque estaba hablando y no haciendo mi tarea.

Incapaz era mi madre (maestra) de llamarle la atención a su colega. Me aconsejaba que no hablara tanto y siguiera las instrucciones de la maestra.

Hablando de cambios en los estudiantes, en esa época "antigua" era imposible que se pensara que algunos niños hicieran "travesuras" con sus compañeritas, estuvieran metidos en drogas y otras maldades.

Mientras haya buenos maestros, el futuro del país estará seguro.



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