Cuatro panameños perdieron la vida en hechos cuya única conexión es la violencia sin sentido que aumenta cada día en el país.
El ex convicto Yosimar Sing, de 32 años, recibió 7 balazos en Cerro Batea.
Algo similar le ocurrió a Joel Martínez,de 23 años, en Los Andes No. 2. Enemigos de su barrio armados con una subametralladora lo persiguieron y al arrinconarlo le descargaron 10 balazos.
En una cantina de Río Hato apuñalaron mortalmente a Luis Prados, de 26 años, por una rencilla.
Defender la propiedad ajena le costó la vida a Armando Cusatti, de 51 años, ya que al frustrar el robo de un auto en Villa Lucre, uno de los ladrones le metió un tiro en el estómago, frente a todo el vecindario.