Los niños no han escapado de las balas en Panamá. En los últimos seis años, 12 menores de 15 años de edad han sido asesinados y 326 resultaron heridos, según revelan cifras oficiales.
En lo que va de este año, 38 menores de edad han sido baleados y uno falleció, de acuerdo a las cifras del Departamento de Registros Médicos y Estadísticas del Hospital del Niño.
Los años 2008 y 2009 fueron los años más violentos para la niñez y adolescencia, debido a que se registraron 77 y 52 víctimas, respectivamente.
Los niños del sexo masculino han sido los más afectados, reportándose siete decesos de los 12 contados. En el caso de los heridos, 230 son del sexo masculino y 96 del femenino.
Todos fueron atendidos en el Cuarto de Urgencias del referido centro hospitalario, procedentes de distintos puntos del país, principalmente de la ciudad capital.
El menor que murió este año fue alcanzado por las balas luego que sicarios que se desplazaban en un auto dispararon en su contra mientras caminaba para realizar un mandado en la tienda de la Avenida Ancón, en el corregimiento de Santa Ana.
Hace una semana, un menor de ocho años de edad resultó herido de dos balazos mientras dormía en su cama junto a sus dos hermanos y su madre, en su residencia ubicada en El Valle de Urracá, en el distrito de San Miguelito. Hasta la fecha, en estos dos últimos casos no hay detenciones.
POCAS DENUNCIAS
A pesar de la considerable cantidad de muertos y heridos, el fiscal auxiliar de la República, Luis �ngel Calderón, reveló que su despacho atiende pocos casos, porque los padres de las víctimas no interponen las respectivas denuncias, lo que hace que estos sucesos caigan en lo que se denomina "las cifras negras de la criminalidad".
Explicó que en la mayoría de los casos, los menores no son los blancos primarios, sino terceras personas, en este caso familiares que se encuentran a su alrededor.
Señaló que en estos casos los familiares deciden no presentar denuncias y toman venganza por sus propias manos, aprovechando que estos hechos se registran en lugares marginados de la urbe capitalina.
"El poco apoyo de parte de los familiares ante nuestro despacho, sin presentar la respectiva acusación ni pistas para identificar al agresor, se debe a que ellos toman la decisión de cobrar facturas", dijo.
Manifestó que también se reportan casos en los cuales los familiares no son objetivos de ataques, ni muchos menos el menor, pero producto de la oscuridad, sea en callejones u otros lugares, en segundos se protagonizan balaceras y resultan víctimas inocentes.
Otra de las causas de que no haya denuncias es por temor a represalias por parte de los delincuentes.
INVESTIGACIONES
En los barrios se habla sobre quienes son los responsables de apuntar sus armas contra inocentes, sin embargo, la "Ley del silencio" es el obstáculo de hierro para que las autoridades den con ellos.