Más del 95% de los envenenamientos y muertes por mordeduras de culebras en Panamá son producidos por una de las serpientes más peligrosas: la Bothrops Asper, mejor conocida como Equis.
En Panamá, según estadísticas del Ministerio de Salud, se registran más de 2 mil casos de mordeduras de serpientes por años.
Los sueros antivenenos que se utilizan en nuestro país son importados de Costa Rica, específicamente del Centro Clodomiro Picado. Ante esta situación, la doctora Hildaura Acosta de Patiño, directora del Centro de Investigación e Información de Medicamentos y Tóxicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá, en compañía de otros especialistas en la materia y con el apoyo de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT), están estudiando la posibilidad de crear una fábrica de antivenenos local.
En forma de colaboración con seis países de América Latina y en el marco de una red antivenenos, estaremos estudiando la producción de sueros antivenenos que existen en cada una de esas naciones y contrastándolo con los venenos de cada una de las serpientes más peligrosas de cada región; en el caso de Panamá se realizará con la Bothrops Asper o Equis, comentó la doctora Hildaura de Patiño.
Según la entrevistada, la idea surge porque en el ámbito mundial hay una escasez de antivenenos.
Producir antivenenos es una labor muy compleja que requiere de equipos y laboratorios altamente sofisticados; son productos biológicos que deben cumplir unos estándares de calidad muy altos, lo cual no se puede hacer de la noche a la mañana, manifestó Acosta de Patiño, quien es la coordinadora general del proyecto de fideísmo.
Este proyecto, que se estima que dure unos tres años, se basa en tres fases como lo son: la caracterización del veneno, la creación de un serpentario que ya se está desarrollando en la Facultad de Biología de la Universidad de Panamá y la elaboración de un banco de veneno, para definir más adelante si se necesita o no, una fábrica de antivenenos local, comentó la doctora Acosta.
ESTADISTICAS
Panamá tiene uno de los índices de mordeduras de serpientes más altos de la región Centroamericana, específicamente las zonas de Veraguas, Chepo, Darién y Coclé, informó Víctor Martínez, catedrático de la de la Facultad de Ciencias Naturales, Exactas y Tecnología de la Universidad de Panamá. Según este herpetólogo, que tiene más de 25 años de dedicarse al estudio del comportamiento de las serpientes y su veneno, la mayoría de los accidentes con estos animales se presentan en las regiones montañosas y boscosas del país.
De más de 130 especies que habitan en Panamá, solamente hay 20 que están afectando la salud del panameño, dijo Martínez, quien es el encargado de recolectar las serpientes en el ámbito nacional para crear el serpentario que requiere el proyecto de fideísmo.
Entre las serpientes más peligrosas en Panamá mencionó: la equis (que se puede reproducir hasta dos veces al año y en cada reproducción pueden tener un aproximado de 110 crías), terciopelo, patoca, verrugosa, bocaracá y coral.