Hace seis años, una de las instituciones calificadas en Panamá, por la HQS International (que definen ante quiénes hay que quitarse el sombrero), le recomendó a la CSS mejorar el sistema de cómputo que sus buenos años cumplía en aquel entonces, pues, quedarían inmersos en una espantable y jamás imaginada desventura sufrida por un sistema software, obsoleto. Con esto, ingenieros de informática pretendían prevenir más de siete tragedias que perjudicarían para estas fechas a millones de asegurados, merced al colapso anunciado. Y, �nada pasó! Pues, las evasivas de los entendidos de la CSS, aparentemente ofendidos, dieron a entender, entre otras consideraciones, que ellos eran el palo donde se colgaban los monos, que sabían dónde comían las langostas y, sobre todo, su "trabajo" con el destino de los usuarios. Sólo por eso, en la Contraloría tienen el audito de cuántos cafecitos se enfriaron en el salón celeste del último piso, porque los de la CSS nunca respondieron.
Es ahora, desbordado el río con la avalancha de datos, que no caben en el cauce del sistema, cuando acuden a dragar con una nueva plataformita informática como si el río "Tapia", fuese la única arteria obstruida del Juan Díaz. Expertos a la altura de Cerro Azul, que no han probado el trago que hace que algunos individuos sepan tanto, que saben a...!, temen que ante la catástrofe sin precedentes se use la misma curita, en dos situaciones dignas de cuidados intensivos: (Tapada intestinal con pepas de guayaba verde, que no permita ingerir ni evacuar 2) Parálisis cerebral total que borre todo y para siempre.
�Cuántos años tomará el proceso de adaptación de los diferentes programas, para luego intentar la migración de la información que por puro milagro está escondida en el computador viejo? �Cuántos ancianos verdes no moriremos antes de tiempo, con las respuestas de esa fábrica de muerte, cada vez que preguntamos por los papeles de la jubilación?