Es indudable que la relación de América Latina con los Estados Unidos ha estado marcada con altas y bajas. Pese a la liberación de las antiguas colonias españolas y portuguesas en el Siglo XIX, la presión de las grandes potencias europeas no cesó. Para esos tiempos, por allá por 1823, el presidente James Monroe, declaró bajo el espíritu patriótico gringo que "América era para los americanos", para ahuyentar a los intrusos del Viejo Mundo del Hemisferio Occidental.
Empero, esta frase sentenció a nuestra región, transformándose en parte de la esfera de influencia de Washington. De allí que se denomine a América Latina como el "patio trasero" de Estados Unidos.
Sin embargo, la América Latina ha sido olvidada por los norteamericanos en sus prioridades políticas estratégicas. Es más, nos creen un problema demográfico para su creciente población, ante el temor de los políticos conservadores de que en el año 2050, los hispanos latinos aglutinen el 50% de los habitantes de EEUU.
En el Río Grande, frontera entre México y Estados Unidos, hasta allá en la Patagonia, habitan unos 700 millones de personas. El comercio bilateral con esta región es vital y es un mercado al cual Washington tiene que consolidar a su favor, en momentos de una crisis económica que emula la catástrofe financiera de 1929.
El próximo 20 de enero de 2009, cuando asuma la presidencia Barack Obama, habrá que ver a quién este nombra de Secretario de Estado. Ya suenan los nombres del latino Bill Richardson, gobernador de Nuevo México. Igualmente, la ex primera dama, Hillary Clinton, además de senador John Kerry, son los mencionados para ocupar este cargo.
De elegirse a Richardson, Obama hará justicia a los latinos en su país y a los que vivimos en América Latina, pues estaría tomando en cuenta a la minoría más importante de EE.UU, que votó por los Demócratas el pasado 4 de noviembre, en solidaridad con los afroamericanos.
Sería un enfoque diferente, de no conflicto directo con aquellas naciones problemáticas como Cuba, Ecuador, Bolivia y Venezuela.
De elegirse, por lo contrario, a la Señora Clinton, ya Panamá tendría un grave problema. La senadora de Nueva York amenazó con torpedear la aprobación del Tratado de Promoción Comercial si no se resolvía el caso del sargento Zak Hernández, del cual acusan al diputado Pedro Miguel González por su muerte en 1992.
Aunque el diputado panameño no es más presidente del Parlamento local, su paso generó el atraso del acuerdo comercial, dejándonos en ascuas, puesto que el pacto con Colombia es el primero en prioridades en el Congreso, para estas fechas.
Veremos qué ocurre en los próximos días. Ojalá que Obama elija a Richardson, para que por lo menos, cuando el jefe de la Diplomacia gringa venga por el patio trasero, nos hable con fluido "Español" tipo compadre, en vez de un "English" altisonante.
