Las seis grandes potencias del mundo aumentaron su presión sobre Irán al impulsar en la Junta de Gobernadores del OIEA, en Viena, la primera resolución condenatoria del programa nuclear iraní en casi cuatro años.
Los países dieron así un toque de atención a Teherán, sobre todo por la construcción clandestina de una nueva planta de enriquecimiento de uranio, de la que exigieron su "inmediata" suspensión.
El hecho de que Irán no haya informado a tiempo al OIEA de la existencia de la instalación en Quom, al suroeste de Teherán, "reduce el nivel de confianza sobre la ausencia de otras instalaciones", señalan las potencias en la resolución.
Además, Quom crea dudas sobre si "existen otras plantas nucleares en Irán que no han sido declaradas", advierten.
Irán reconoció en septiembre pasado que construye una segunda planta de enriquecimiento, lo que causa más inquietud en la comunidad internacional.
El malestar se debe a que muchos expertos consideran que el tamaño de la instalación, que entrará en funcionamiento en 2011, no es consistente con un programa nuclear civil.
EE.UU. y la Unión Europea sospechan que Irán trabaja en un programa nuclear militar clandestino, algo que Teherán niega y alega necesidades médicas y energéticas para su programa atómico.
La resolución, elaborada por Alemania en coordinación con las cinco potencias con derecho a veto del Consejo de Seguridad, se aprobó mientras el OIEA espera una respuesta iraní a su propuesta de trasladar la mayor parte del uranio enriquecido en Irán al exterior.
países votaron a favor de la resolución, mientras que tres, Venezuela, Cuba y Malasia, votaron en contra; y seis, Turquía, Pakistán, Afganistán, Brasil, Suráfrica y Egipto, se abstuvieron. La propuesta fue impulsada por Estados Unidos, Francia, el Reino Unido, Rusia, China y Alemania.