La insurgencia colombiana está en desbandaba. La presión del gobierno del mandatario �lvaro Uribe los tiene en jaque y ahora tratan de incursionar a las fronteras de los países vecinos.
Desde hace una semana han penetrado en poblados darienitas como Manené para apropiarse de alimentos y combustible. Panamá no puede permitir esas violaciones a su territorio sean los involucrados guerrilleros o paramilitares.
Ya se constituyó una Policía de Frontera, entonces que ese cuerpo cumpla su misión de vigilancia y protección a los panameños que viven en esas zonas apartadas del país.
Si bien Panamá no debe inmiscuirse en el conflicto colombiano, tampoco podemos tolerar que grupos irregulares impongan su ley en territorio panameño.
Por décadas se permitió que insurgentes colombianos ingresaran a descansar y sanar a sus heridos en áreas panameñas del Tapón del Darién, pero luego esos mismos grupos perpetraron secuestros y asesinatos de nacionales y extranjeros.
Los guerrilleros, paramilitares o bandoleros colombianos no pueden ingresar impunemente a tierras panameñas y hacer lo que les viene en gana.
De igual manera, Panamá debe mostrar firmeza en el campo diplomático y exigir al gobierno colombiano que mantenga una vigilancia adecuada en la frontera.