El Vidajena
Por: Redacción -
Los pasieros veteranos eran dos chupateros sin remedio. Pedrito y Genaro pasaban de los setenta años y todavía estaban muy activos tanto con las chiquillonas como con el guaro.
Estos fulanos habían sido enviados por fuera por sus curvilíneas y de la noche a la mañana quedaron recostados donde unos familiares por San Miguelito. Ambos eran buenos trabajadores, pero el alcohol y la edad se habían encargado de ponerlos fuera de combate.
Durante la época de oro de estos badulaques vivían a todo meter con bellas mujeres en apartamentos, pero las quitafríos se cansaron de verlos llegar de madrugada trocando las patas y con manchas de lápiz labial y olorosos a perfumes Vente Conmigo, el que usan las prostis de las cantinas del mercado. Como ambos chupaban y chupan en la misma cantina, y en vista que los dos eran amigazos de Régula, la rakataca del patio limoso de la vieja casa de inquilinato, esta les consiguió un cuarto, el peor, porque queda al lado de los excusados y el baño que utilizan más de doscientas personas diariamente.
Pedrito y Genaro pensaron que estaban hechos. Había conseguido chantin y gratis, porque dichos cuartos estaban condenados, es decir que no había que pagar alquiler y en cuanto al pebre, contrataron a Gemebunda para que les diera el mondongo con picantito, porque así lo prefieren los borrachos y quedaron en que le pagaría cada vez que cobraran sus quincenas de la jubilación que era bastante sustanciosa porque cuando jovenzuelos devengaron magníficos salarios y pagaron altas cuotas al SS, pero no supieron guardar pan para mayo ni tampoco tuvieron la habilidad para conservar a una quitafrío y ahora vivían abandonados, visitando las cantinas de los bajos fondos donde las hetairas los recibían de buena manera cuando estaban bien fondeados, o sea los días que seguían al pago de la CSS. Después andaban en el peladero pidiendo chenchén prestado. De manera que cuando llegaba el chequezón se les iba en un dos por tres y como siempre ocurre los grandes beneficiarios con el metálico de los que ya pasan de la cuarta edad eran los garroteros de saco y corbata.
Como ambos véteros son todavía mujeriegos, aunque ya estén pa