Bolt se baña en oro y en billetes
Las medallas de oro en Juegos Olímpicos o en campeonatos del mundo conllevan gloria y honores, pero tienen también efectos más prosaicos y económicamente más sustanciosos, como el de multiplicar la cotización de los atletas que las consiguen.
Moscú / EFE.
Las medallas de oro en Juegos Olímpicos o en campeonatos del mundo conllevan gloria y honores, pero tienen también efectos más prosaicos y económicamente más sustanciosos, como el de multiplicar la cotización de los atletas que las consiguen.
Las tres nuevas medallas de oro conquistadas por el jamaicano Usain Bolt en los Mundiales de Moscú, repitiendo sus tripletes olímpicos de Pekín y Londres, han disparado su cotización hasta los 300.000 dólares por carrera, y en algunos casos incluso por encima de esa cifra, según las circunstancias.
Después de revalidar en Londres sus tres títulos olímpicos, Bolt había fijado su remuneración en 250.000 dólares, según la información facilitada a EFE por diversos representantes de atletas internacionales.
"En algún caso Bolt ha llegado a cobrar más de eso. Todo depende de los rivales con los que se enfrente y de otro tipo de variables como la marca que obtenga", explicaron dichas fuentes.
Para Bolt, y para el propio atractivo de un mitin, no es lo mismo una carrera frente a atletas secundarios que un duelo directo con su compatriota Yohan Blake, a quien acaba de destronar en Moscú como campeón mundial de 100 metros, o con el estadounidense Tyson Gay, en la actualidad suspendido por dopaje.
Si los grandes del atletismo mundial no se enfrentan entre sí, la causa principal no es que se tengan miedo y se eludan, sino que en tiempos de recortes presupuestarios como los actuales resulta complicado, para un organizador, encontrar dinero suficiente para pagarles a los dos.
La presencia de Usain Bolt en cualquier reunión se lleva gran parte del presupuesto, a menudo más de la mitad, y con frecuencia los demás atletas se sienten económicamente maltratados, conscientes de que su salud financiera está ligada, como vasos comunicantes, al caché de la figura de turno.
"Con las tres nuevas medallas de oro la cotización de Bolt se irá a los 300.000 dólares, más bonus y premios. El gran problema que puede encontrar, para elevar todavía más su caché, es la falta de un grandísimo rival que le pueda hacer sombra", según la fuente.
En los tiempos de Carl Lewis y Ben Johnson, hace ya 25 años, tanto el estadounidense como el canadiense se repartieron grandes sumas cada vez que se enfrentaban en una carrera de 100 metros.
Después de los Mundiales de Roma87, en los que Ben Johnson batió a Lewis con un nuevo récord mundial (9.83), luego anulado tras confesar que se había dopado durante años, su entrenador, Charlie Francis, reveló que el atleta ingresaba 480.000 dólares mensuales.
Lewis y Johnson, enemigos encarnizados personal y deportivamente, descubrieron, y sobre todo sus mánagers, que su enemistad, combinada con sus grandes marcas, tenía un precio y ambos resolvieron explotarlas. Antes de los Juegos de Seúl88, firmaron un contrato que les reportó medio millón de dólares a cada uno por enfrentarse en tres carreras.
Las medallas de oro en Juegos Olímpicos o en campeonatos del mundo conllevan gloria y honores, pero tienen también efectos más prosaicos y económicamente más sustanciosos, como el de multiplicar la cotización de los atletas que las consiguen.
Las tres nuevas medallas de oro conquistadas por el jamaicano Usain Bolt en los Mundiales de Moscú, repitiendo sus tripletes olímpicos de Pekín y Londres, han disparado su cotización hasta los 300.000 dólares por carrera, y en algunos casos incluso por encima de esa cifra, según las circunstancias.
Después de revalidar en Londres sus tres títulos olímpicos, Bolt había fijado su remuneración en 250.000 dólares, según la información facilitada a EFE por diversos representantes de atletas internacionales.
"En algún caso Bolt ha llegado a cobrar más de eso. Todo depende de los rivales con los que se enfrente y de otro tipo de variables como la marca que obtenga", explicaron dichas fuentes.
Para Bolt, y para el propio atractivo de un mitin, no es lo mismo una carrera frente a atletas secundarios que un duelo directo con su compatriota Yohan Blake, a quien acaba de destronar en Moscú como campeón mundial de 100 metros, o con el estadounidense Tyson Gay, en la actualidad suspendido por dopaje.
Si los grandes del atletismo mundial no se enfrentan entre sí, la causa principal no es que se tengan miedo y se eludan, sino que en tiempos de recortes presupuestarios como los actuales resulta complicado, para un organizador, encontrar dinero suficiente para pagarles a los dos.
La presencia de Usain Bolt en cualquier reunión se lleva gran parte del presupuesto, a menudo más de la mitad, y con frecuencia los demás atletas se sienten económicamente maltratados, conscientes de que su salud financiera está ligada, como vasos comunicantes, al caché de la figura de turno.
"Con las tres nuevas medallas de oro la cotización de Bolt se irá a los 300.000 dólares, más bonus y premios. El gran problema que puede encontrar, para elevar todavía más su caché, es la falta de un grandísimo rival que le pueda hacer sombra", según la fuente.
En los tiempos de Carl Lewis y Ben Johnson, hace ya 25 años, tanto el estadounidense como el canadiense se repartieron grandes sumas cada vez que se enfrentaban en una carrera de 100 metros.
Después de los Mundiales de Roma87, en los que Ben Johnson batió a Lewis con un nuevo récord mundial (9.83), luego anulado tras confesar que se había dopado durante años, su entrenador, Charlie Francis, reveló que el atleta ingresaba 480.000 dólares mensuales.
Lewis y Johnson, enemigos encarnizados personal y deportivamente, descubrieron, y sobre todo sus mánagers, que su enemistad, combinada con sus grandes marcas, tenía un precio y ambos resolvieron explotarlas. Antes de los Juegos de Seúl88, firmaron un contrato que les reportó medio millón de dólares a cada uno por enfrentarse en tres carreras.