Junior Pagán, el carpintero de los Mulos
Junior Pagán es un aficionado a muerte de los Yanquis de Nueva York y su pasión por el equipo más querido y odiado de las Mayores lo
Junior Pagán es un aficionado a muerte de los Yanquis de Nueva York y su pasión por el equipo más querido y odiado de las Mayores lo ha llevado a convertirse en el carpintero de los Mulos del Bronx, de la pasada campaña 2012.
El estadounidense, de descendencia boricua, es uno de esos fanáticos que se instalan con frecuencia en la esquina de la Avenida River, por donde entran al estacionamiento todos los peloteros de los Yanquis, para saludar e intentar obtener un autógrafo de sus principales ídolos.
Al ganarse la confianza de toda la plantilla de los Bombarderos, Pagán decidió sacar provecho de su profesión de carpintero y comenzó a fabricar artesanías exclusivas, para destacar hechos históricos y récords de los peloteros, y por supuesto sobre la carrera de Mariano Rivera.
"La primera que vendí fue conmemorativa a los 3,000 imparables de Derek Jeter, nunca pensé que me iban a dar el dinero que me ofrecieron", comentó entre risas el aficionado, de 53 años.
Pagán cuenta que el año pasado se ubicó fuera del Yankee Stadium, después del juego en que Jeter sonó su incogible tres mil, con artesanía de madera, y se le acercaron dos hermanos, le preguntaron que en cuánto vendía la pieza.
El jocoso personaje relata que les respondió a los aficionados que ellos ofrecieran y ellos le dijeron que si con 300 dólares estaba bien, y él ni corto ni perezoso exclamó de un tiro: "Claro".
Al ver lo lucrativo que podía ser fabricar piezas de una superestrella de los Yanquis, este año se inspiró en la última campaña de Mariano Rivera, diseñó varias artesanías con el número 42 del istmeño y una de colección que tiene una foto, cuando Rivera sale del “bullpen” de los Yanquis y entra a lanzar en cada partido.
Pagán reveló que una de las primeras piezas que confeccionó conmemorativa a Rivera se la regaló al propio cerrador canalero y casi lo hace llorar.
"Lo que pasó fue que yo a la artesanía que le dediqué a Mariano le puse un guante pequeñito de cartón, porque acá sabemos que así fue su infancia, y cuando él vio eso le brillaron los ojos, se le aguaron", recordó Pagán.