La modelo de lencería que se confesó....

Llevaba 10 años en la industria de la moda guardando su secreto. Ha fundado 'Gender Proud' para luchar por el reconocimiento del cambio de sexo antes de la cirugía.

Tomado El País

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"Al nacer me asignaron género masculino en base a la apariencia de mis genitales, pero con cinco años ya caminaba por mi casa en Filipinas con una camiseta puesta en la cabeza. Mi madre me preguntaba por qué me la ponía así y yo le respondía: Mamá es mi pelo. Soy una chica”. Con esta anécdota, la modelo Geena Rocero confesaba el pasado 31 de marzo (Día Internacional de la Visibilidad Transgénero) su transexualidad en una conferencia de la organización TED y compartía con el mundo la verdadera historia de su vida, una existencia que hasta finales del año pasado había ocultado y maquillado incluso ante sus amigos y conocidos más cercanos. Aunque la naturaleza le regaló proporciones canónicas y facciones casi perfectas, también le jugó la peor de las pasadas: otorgarle un cuerpo masculino que nada tenía que ver con su verdadera identidad.

Rocero nació en Manila y tras descubrir a edad temprana que verdaderamente se sentía una mujer, se introdujo en el mundo de los concursos de belleza para transexuales con quince años. Su primera incursión la hizo merecedora de dos galardones (a la mejor modelo en traje de baño y en traje de noche) y pasó en tiempo récord de vestir como un niño a convertirse en la reina de belleza de Filipinas. Durante los siguientes años, continuó participando en este tipo de certámenes. Fue a los diecinueve cuando se atrevió a dar el gran paso: se operó en Tailandia para ser físicamente una mujer y se mudó junto a su madre a Estados Unidos, para poder serlo también legalmente. "El momento en el que fui reconocida como mujer ante la ley y en el que en mi permiso de conducir por fin ponía Geena y el sexo estaba marcado con la letra F fue uno de los más felices de mi vida. Sentí una sensación de validación. A partir de ese instante ya no tendría que explicar constantemente lo que era”, confiesa a S Moda.

Ese sentimiento fue el que la impulsó a luchar por cumplir su sueño y dedicarse a la moda. En 2005 decidió cambiar San Francisco por Nueva York. Allí la descubrió un fotógrafo en un restaurante y fichó por la agencia Next Model Management. Desde entonces no ha dejado de trabajar como modelo profesional en editoriales de moda o para firmas tan conocidas como Rimmel o Hanes. “Cuando me convertí en modelo, sentí que por fin había alcanzado el sueño que siempre había querido cumplir desde niña”.

Pese a alcanzar su meta –apoyada por su familia y, sobre todo, por su madre– Rocero ha vivido distintos episodios de discriminación. “Antes de cambiar de nombre y sexo en mis documentos tuve problemas por identificarme como una mujer. Por ejemplo, en uno de mis viajes desde Nueva York a Filipinas me interrogaron varias horas en la oficina de inmigración por presentarme como mujer. Fue vergonzoso y deshumanizador y aún tengo amigos que están pasando por eso”, explica. Además ha afectado a sus relaciones sentimentales. "He sido rechazada muchas veces. Pero también he tenido la suerte de estar con hombres progresistas, con mundo y seguros de su hombría. Hombres que apreciaban mi feminidad. Si un hombre no puede aceptar mi verdad, entonces no quiero tener una relación con esa persona", declara a este medio.

Aunque durante los diez años que lleva trabajando en la moda ha tenido miedo de arruinar su carrera si contaba su verdad, el pasado diciembre se lanzó a compartir su historia con los más cercanos. Tras recibir el apoyo incondicional de su agente, Rocero decidió hacer público su secreto. “Debido a mi éxito nunca tuve el valor de compartir mi historia. No porque pensara que está mal, si no por cómo se trata a los transexuales que queremos liberarnos […] Nuestra tasa de suicidio es nueve veces mayor que la del resto de la población. Por eso estoy aquí, para ayudar a que otros vivan su verdad sin vergüenza y sin temor”. Por esa razón ha fundado también Gender Proud, una organización global dedicada a la sensibilización respecto a las cuestiones de cambio de género y empoderamiento de los 'trans' que "lucha por sus derechos y defiende el reconocimiento del cambio de sexo antes de someterse a la reasignación quirúrgica", según comenta la propia Rocero, que incluso confesó que le encantaría ser la primera embajadora transgénero en la ONU.

Después de la reciente campaña de Barney's –que reclutó a 17 transexuales para posar delante del objetivo del mítico Bruce Weber– probablemente el futuro profesional de Rocero corra mejor suerte que el de April Ahsley, la primera modelo transexual, que en los años sesenta perdió todos sus contratos cuando un amigo vendió su verdadera historia a la prensa. “La campaña de Barney's fue hermosa e histórica. Significa que está cambiando la percepción sobre los transexuales. Y lo que es más importante, muestra la importancia de la familia, que no tiene por qué ser la de sangre sino aquella con la que te sientas apoyado y entendido". Sea por verdadero convencimiento y espíritu comprometido o por intereses comerciales de las marcas, parece que los tiempos (y la moda) han cambiado.

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