Zapateros luchan por seguir vigentes
Estamos en una época en la que los zapatos están al alcance de todos los bolsillos, por lo que la reparación de calzados, otrora muy común,
Panamá Oeste
Estamos en una época en la que los zapatos están al alcance de todos los bolsillos, por lo que la reparación de calzados, otrora muy común, ha sufrido una merma considerable y una baja significativa para los artesanos dedicados a esta tarea.
Mientras unos pocos se han modernizado convirtiendo sus talleres en “clínicas” especializadas en la renovación casi total de zapatos, otros solo garantizan que el mismo par de zapatos siga siendo fiel compañero de muchos años.
En Panamá Oeste, son muy pocos los talleres artesanales que han sobrevivido, como es el caso de Oldemar Adolfo Riverón, radicado en Arraiján, quien aprendió el oficio de su padre y un tío y se ha dedicado 20 años a esta tarea. “De esto he vivido siempre; he criado a mis hijos, he construido mi casa y me mantengo porque tengo una clientela cautiva que me permite sobrevivir”, indicó.
Por su parte, Francisco Espino, de La Chorrera, señala que “la reparación de zapatos no subsiste si te dedicas a poner chapitas a los tacones de mujer o a reemplazar las suelas. Tienes que añadir otros servicios, como confección de sandalias, babuchas, cutarras y otros calzados que tienen salida en épocas especiales del año como las fiestas patrias, Carnavales, y presentaciones culturales”.
La destreza de estos artesanos tenaces, otrora llamados “zapateros remendones”, les ha servido para imponerse y sobrevivir a la avalancha de un mercado de zapatos de duración efímera.