Leandro Díaz: El juglar vallenato que compuso con el alma
Colombia lamentó la muerte de uno de sus más importantes maestros del vallenato, el juglar Leandro Díaz, tras padecer una insuficiencia renal que le causó la muerte
Colombia lamentó la muerte de uno de sus más importantes maestros del vallenato, el juglar Leandro Díaz, tras padecer una insuficiencia renal que le causó la muerte en la ciudad de Valledupar a sus 85 años, dejando un legado de más de 300 temas compuestos para grandes cantantes del folclor de su país.
Era ciego de nacimiento, pero sus canciones las compuso con el alma. Se le reconoce como el “Rey a Vida del Festival de la Leyenda Vallenata”, en su versión 38, que se realiza anualmente en la costa caribe colombiana.
Este hombre que dejó marcado el vallenato, amigo de uno de los grandes, el nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, mantiene imborrables temas, siendo uno de los más famosos: “Matilde Lina”, dedicado a una mujer morena, de la cual se enamoró y que se convertiría en un gran éxito que fue promovido por el cantante Carlos Vives y otros exponentes de este género.
A García Márquez le encantaba la “Diosa Coronada”, otro éxito.
Carlos Vives, quien ayer, domingo, arribó a la ciudad de Valledupar para participar de las honras fúnebres, dijo en Twitter: “Le doy gracias a la vida por haberme puesto en el camino de Leandro Díaz, por hacerme entender que mi futuro no era Hollywood sino Valledupar”.
“Todo el país lamenta la muerte del maestro Leandro Díaz. Nos deja, eso sí, un gran legado: la inspiración y la felicidad de sus canciones”, escribió en su cuenta el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos.
La Fundación de la Leyenda Vallenata comunicó oficialmente el deceso del juglar originario de Hatonuevo, La Guajira y la Gobernación del César decretó tres días de duelo. En la pequeña Valledupar, conocida como la Capital Mundial del Vallenato, se realizaron homenajes póstumos en radioemisoras.
A Leandro Díaz le sobreviven su esposa, Helena Clementina Ramos, quien fuera la madre de sus cinco hijos, entre ellos Ivo Díaz, quien era como sus ojos y se convirtiese en cantante vallenato.
“Este sentimiento se hizo más grande (bis), que palpitaba mi corazón, el bello canto de los turpiales, me acompañaba esta canción. Canción del alma, canción querida, que para mí fue sublime”, con esta letra compuso la famosa Matilde Lina, a orillas del río y su ceguera no le impidió componer con el alma.