Reconciliación
El propio expresidente Pik W. Botha, uno de los responsables del largo encarcelamiento de Mandela, se dio cuenta de que este representaba la única esperanza de una transición pacífica.
"Cuando salió de la cárcel y nos habló de reconciliación nosotros pensamos: Esto es una locura. No podemos reconciliarnos con criminales, que asesinaron a nuestros hijos, que mataron a prisioneros en las cárceles.
Entonces Mandela convocó a una reunión en la que nos dijo claramente: 'Nuestro pueblo ha muerto innecesariamente. No queremos un baño de sangre. Porque la única sangre que correrá será la del hombre negro'. Fue entonces que entendimos que quería decir con reconciliación"
lbertina Sisulu, activista del Congreso Nacional Africano, no fue la única sorprendida por la visión de Mandela. Según el historiador Anthony Sampson, biógrafo de Mandela, "los blancos estaban aterrorizados de que una vez que saliera de la cárcel, Mandela llamara a la mayoría negra a marchar a Pretoria y a desmantelar por la fuerza el gobierno blanco. Pero a medida que comenzaron a tener contactos con él, se dieron cuenta de que era un ser humano increíble, abierto al diálogo, que básicamente les tendía una mano".
Mandela siempre había dejado en claro que el enemigo era la supremacía blanca, no los blancos. En un gesto que volvió a sorprender a los sudafricanos, Mandela decidió organizar un encuentro y físicamente tender una mano a Betsie Verwoerd, la viuda de Hendrik Verwoerd, el arquitecto del apartheid.
El propio expresidente Pik W. Botha, uno de los responsables del largo encarcelamiento de Mandela, se dio cuenta de que este representaba la única esperanza de una transición pacífica.
Según recuerda Botha: "Mi primer encuentro con Mandela en libertad fue impresionante y nunca olvidaré sus palabras. En ellas no había amargura o sed de venganza, ni una sombra de odio. En ningún momento, durante su alocución.
Entonces Mandela convocó a una reunión en la que nos dijo claramente: 'Nuestro pueblo ha muerto innecesariamente. No queremos un baño de sangre. Porque la única sangre que correrá será la del hombre negro'. Fue entonces que entendimos que quería decir con reconciliación"
lbertina Sisulu, activista del Congreso Nacional Africano, no fue la única sorprendida por la visión de Mandela. Según el historiador Anthony Sampson, biógrafo de Mandela, "los blancos estaban aterrorizados de que una vez que saliera de la cárcel, Mandela llamara a la mayoría negra a marchar a Pretoria y a desmantelar por la fuerza el gobierno blanco. Pero a medida que comenzaron a tener contactos con él, se dieron cuenta de que era un ser humano increíble, abierto al diálogo, que básicamente les tendía una mano".
Mandela siempre había dejado en claro que el enemigo era la supremacía blanca, no los blancos. En un gesto que volvió a sorprender a los sudafricanos, Mandela decidió organizar un encuentro y físicamente tender una mano a Betsie Verwoerd, la viuda de Hendrik Verwoerd, el arquitecto del apartheid.
El propio expresidente Pik W. Botha, uno de los responsables del largo encarcelamiento de Mandela, se dio cuenta de que este representaba la única esperanza de una transición pacífica.
Según recuerda Botha: "Mi primer encuentro con Mandela en libertad fue impresionante y nunca olvidaré sus palabras. En ellas no había amargura o sed de venganza, ni una sombra de odio. En ningún momento, durante su alocución.