Agresor sólo atacó a agentes de TSA en Los Ángeles
Al parecer Ciancia vivía en Los Angeles desde hace más o menos año y medio, dijeron las autoridades.
Los Ángeles
AP
Un individuo que blandía un fusil semiautomático, unos 150 cartuchos y resentimiento hacia trabajadores de la Administración de Seguridad en el Transporte se abrió paso a tiros en un punto de revisión en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, donde desató un tiroteo mortal mientras centenares de viajeros huían aterrorizados.
Cuando la crisis terminó, un funcionario de la TSA (siglas en inglés de la esa dependencia gubernamental) yacía muerto. Gerardo I. Hernández, de 39 años, se convirtió en el primer trabajador de la TSA en los 12 años de historia de la agencia que pierde la vida en el cumplimiento de su deber.
Otras cinco personas quedaron heridas, entre éstas otros dos empleados de la TSA y el agresor, al que se identificó como Paul Ciancia, de 23 años, de Pennsville, Nueva Jersey. Ciancia fue herido con cuatro disparos de la policía del aeropuerto y continúa hospitalizado, aunque se desconoce cuál es su estado de salud.
Al parecer Ciancia vivía en Los Angeles desde hace más o menos año y medio, dijeron las autoridades.
Al comenzar la balacera el viernes en la mañana en la Terminal 3, numerosos pasajeros gritaban, se tiraban al piso o corrían para salvar sus vidas.
``En verdad pensé que vi la muerte'', dijo Anne Rainer. Ella y su hijo Ben, de 26 años, presenciaron el tiroteo. Ambos se disponían a viajar a Nueva York de forma que su hijo pudiera consultar a un especialista por un inusual problema genético que él padece.
Los dos se refugiaron detrás de un mostrador de boletos donde algunas personas rezaban, lloraban y se agarraban de las manos, según narró ella. Vio cuando una persona saltó desde un balcón en el segundo piso para alejarse del hombre armado.
``La adrenalina se me subió a la cabeza, el cuerpo se me entumió y me dije: `si he de morir, está bien porque no voy a sentirlo, pero tengo que salvarlo (al hijo)''', expresó Rainer.
El pasajero Nick Pugh acababa de entregar su licencia de manejo y pase de abordar a un verificador de la TSA y disponía a dirigirse hacia un detector de metales cuando comenzó el tiroteo.
Se arrojó al piso. Al ver que algunas personas presas del pánico intentaban pasar arrastrándose arriba de otras, se levantó y salió corriendo por una puerta de emergencia hacia la pista del aeropuerto.
``Pensé que con todo el terrorismo que hemos tenido, había que salir de la terminal donde todos estábamos'', afirmó Pugh. ``Si hay muchos disparando o si hay una bomba, hay que irse de donde todos están. Sólo corrí''.
Otras personas huyeron hacia la terminal, se refugiaron en las cafeterías y salas de viajeros mientras el individuo armado disparaba y se dirigía hacia ellos. Sin embargo, algunos testigos y autoridades dijeron que el atacante ignoraba a todas las personas a su alrededor salvo a sus objetivos, los trabajadores de la TSA.
Agentes policiales del aeropuerto hirieron de bala al individuo en cuatro ocasiones _entre éstas en la boca y una pierna_ durante un intercambio de disparos frente a un restaurante Burger King en la terminal.
Un funcionario policial dijo que el atacante llevaba ropa militar y cuando menos cinco cargadores completos de 30 cartuchos cada uno. En su bolsa tenía una nota de una página escrita a mano en la que decía que quería matar a empleados de la TSA y a ``cerdos''.
El funcionario, que solicitó el anonimato porque no está autorizado a hacer declaraciones sobre la investigación, dijo que, según la nota, el individuo armado creía que sus derechos constitucionales estaban siendo violados durante los registros de la TSA y afirmaba que él era un ``patriota enojado'', molesto con la ex secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano.
El padre de Ciancia, en Nueva Jersey, había llamado el viernes a las autoridades para pedirles ayuda en la localización de su hijo después de que éste enviara a uno de sus hermanos un mensaje de texto en el que mencionaba que pretendía suicidarse, dijo el jefe de la policía de Pennsville, Allen Cummings.
El jefe policial dijo que llamó a la policía de Los Ángeles, la cual envió un coche patrulla al apartamento de Ciancia. En el lugar, dos compañeros de cuarto dijeron que lo habían visto el día anterior y que él parecía estar bien.
Cummings dijo que los Ciancia _propietarios de un taller de hojalatería y pintura de coches_ son una ``buena familia'' y que el departamento policial no había tenido ningún problema con Paul Ciancia.
Las personas que conocían a Ciancia dijeron haberse sorprendido cuando se enteraron que él era el individuo armado.
El ex compañero de cuarto de éste en Los Ángeles, James Mincey, dijo que al parecer Ciancia se encontraba desempleado pero jamás había mostrado alguna característica inquietante, como por ejemplo una fascinación hacia las armas.
Mincey dijo que había conversado con Ciancia la semana pasada.
``Dijo que regresaría a Nueva Jersey, que se iría a trabajar con su papá y buscaría superar algunos problemas familiares... y pasar las fiestas navideñas con su familia'', dijo Mincey al canal KABC-TV.
Ciancia vino varias veces a un restaurante contiguo llamado The Morrison, dijo el propietario del establecimiento, Marc Kreiner.
``(El) era un tipo tranquilo, venía solo casi siempre'', dijo Kreiner al periódico Los Angeles Times.
El ataque ocurrido en el tercer aeropuerto de mayor tránsito en Estados Unidos comenzó alrededor de las 9:20 a.m., cuando Ciancia sacó su fusil de asalto de una bolsa que había llevado a la terminal que da servicio a aerolíneas como Virgin America, AirTran, Horizon Air y JetBlue.
Policías aeroportuarios corrieron hacia el individuo armado en cuestión de segundos al comenzar los disparos, dijo el jefe de la policía del aeropuerto, Patrick Gannon.
El aeropuerto fue cerrado y las rutas de acceso, normalmente atestadas de vehículos, quedaron vacías. En el resto del país, las autoridades aeronáuticas suspendieron los despegues de vuelos con destino a Los Ángeles en otros aeropuertos, con sus subsecuentes retrasos.
Algunos aviones que se dirigían a Los Ángeles y estaban en el aire fueron desviados a otros puntos.
___
Contribuyeron a este despacho los periodistas de The Associated Press Joan Lowy y Alicia Caldwell, en Washington; Greg Risling, Christopher Weber, Alicia Chang, Alicia Rancilio, Gillian Flaccus y Michael R. Blood, en Los Ángeles; Josh Hoffner, en Phoenix; y Michael Rubinkam, en Pensilvania.
AP
Un individuo que blandía un fusil semiautomático, unos 150 cartuchos y resentimiento hacia trabajadores de la Administración de Seguridad en el Transporte se abrió paso a tiros en un punto de revisión en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, donde desató un tiroteo mortal mientras centenares de viajeros huían aterrorizados.
Cuando la crisis terminó, un funcionario de la TSA (siglas en inglés de la esa dependencia gubernamental) yacía muerto. Gerardo I. Hernández, de 39 años, se convirtió en el primer trabajador de la TSA en los 12 años de historia de la agencia que pierde la vida en el cumplimiento de su deber.
Otras cinco personas quedaron heridas, entre éstas otros dos empleados de la TSA y el agresor, al que se identificó como Paul Ciancia, de 23 años, de Pennsville, Nueva Jersey. Ciancia fue herido con cuatro disparos de la policía del aeropuerto y continúa hospitalizado, aunque se desconoce cuál es su estado de salud.
Al parecer Ciancia vivía en Los Angeles desde hace más o menos año y medio, dijeron las autoridades.
Al comenzar la balacera el viernes en la mañana en la Terminal 3, numerosos pasajeros gritaban, se tiraban al piso o corrían para salvar sus vidas.
``En verdad pensé que vi la muerte'', dijo Anne Rainer. Ella y su hijo Ben, de 26 años, presenciaron el tiroteo. Ambos se disponían a viajar a Nueva York de forma que su hijo pudiera consultar a un especialista por un inusual problema genético que él padece.
Los dos se refugiaron detrás de un mostrador de boletos donde algunas personas rezaban, lloraban y se agarraban de las manos, según narró ella. Vio cuando una persona saltó desde un balcón en el segundo piso para alejarse del hombre armado.
``La adrenalina se me subió a la cabeza, el cuerpo se me entumió y me dije: `si he de morir, está bien porque no voy a sentirlo, pero tengo que salvarlo (al hijo)''', expresó Rainer.
El pasajero Nick Pugh acababa de entregar su licencia de manejo y pase de abordar a un verificador de la TSA y disponía a dirigirse hacia un detector de metales cuando comenzó el tiroteo.
Se arrojó al piso. Al ver que algunas personas presas del pánico intentaban pasar arrastrándose arriba de otras, se levantó y salió corriendo por una puerta de emergencia hacia la pista del aeropuerto.
``Pensé que con todo el terrorismo que hemos tenido, había que salir de la terminal donde todos estábamos'', afirmó Pugh. ``Si hay muchos disparando o si hay una bomba, hay que irse de donde todos están. Sólo corrí''.
Otras personas huyeron hacia la terminal, se refugiaron en las cafeterías y salas de viajeros mientras el individuo armado disparaba y se dirigía hacia ellos. Sin embargo, algunos testigos y autoridades dijeron que el atacante ignoraba a todas las personas a su alrededor salvo a sus objetivos, los trabajadores de la TSA.
Agentes policiales del aeropuerto hirieron de bala al individuo en cuatro ocasiones _entre éstas en la boca y una pierna_ durante un intercambio de disparos frente a un restaurante Burger King en la terminal.
Un funcionario policial dijo que el atacante llevaba ropa militar y cuando menos cinco cargadores completos de 30 cartuchos cada uno. En su bolsa tenía una nota de una página escrita a mano en la que decía que quería matar a empleados de la TSA y a ``cerdos''.
El funcionario, que solicitó el anonimato porque no está autorizado a hacer declaraciones sobre la investigación, dijo que, según la nota, el individuo armado creía que sus derechos constitucionales estaban siendo violados durante los registros de la TSA y afirmaba que él era un ``patriota enojado'', molesto con la ex secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano.
El padre de Ciancia, en Nueva Jersey, había llamado el viernes a las autoridades para pedirles ayuda en la localización de su hijo después de que éste enviara a uno de sus hermanos un mensaje de texto en el que mencionaba que pretendía suicidarse, dijo el jefe de la policía de Pennsville, Allen Cummings.
El jefe policial dijo que llamó a la policía de Los Ángeles, la cual envió un coche patrulla al apartamento de Ciancia. En el lugar, dos compañeros de cuarto dijeron que lo habían visto el día anterior y que él parecía estar bien.
Cummings dijo que los Ciancia _propietarios de un taller de hojalatería y pintura de coches_ son una ``buena familia'' y que el departamento policial no había tenido ningún problema con Paul Ciancia.
Las personas que conocían a Ciancia dijeron haberse sorprendido cuando se enteraron que él era el individuo armado.
El ex compañero de cuarto de éste en Los Ángeles, James Mincey, dijo que al parecer Ciancia se encontraba desempleado pero jamás había mostrado alguna característica inquietante, como por ejemplo una fascinación hacia las armas.
Mincey dijo que había conversado con Ciancia la semana pasada.
``Dijo que regresaría a Nueva Jersey, que se iría a trabajar con su papá y buscaría superar algunos problemas familiares... y pasar las fiestas navideñas con su familia'', dijo Mincey al canal KABC-TV.
Ciancia vino varias veces a un restaurante contiguo llamado The Morrison, dijo el propietario del establecimiento, Marc Kreiner.
``(El) era un tipo tranquilo, venía solo casi siempre'', dijo Kreiner al periódico Los Angeles Times.
El ataque ocurrido en el tercer aeropuerto de mayor tránsito en Estados Unidos comenzó alrededor de las 9:20 a.m., cuando Ciancia sacó su fusil de asalto de una bolsa que había llevado a la terminal que da servicio a aerolíneas como Virgin America, AirTran, Horizon Air y JetBlue.
Policías aeroportuarios corrieron hacia el individuo armado en cuestión de segundos al comenzar los disparos, dijo el jefe de la policía del aeropuerto, Patrick Gannon.
El aeropuerto fue cerrado y las rutas de acceso, normalmente atestadas de vehículos, quedaron vacías. En el resto del país, las autoridades aeronáuticas suspendieron los despegues de vuelos con destino a Los Ángeles en otros aeropuertos, con sus subsecuentes retrasos.
Algunos aviones que se dirigían a Los Ángeles y estaban en el aire fueron desviados a otros puntos.
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Contribuyeron a este despacho los periodistas de The Associated Press Joan Lowy y Alicia Caldwell, en Washington; Greg Risling, Christopher Weber, Alicia Chang, Alicia Rancilio, Gillian Flaccus y Michael R. Blood, en Los Ángeles; Josh Hoffner, en Phoenix; y Michael Rubinkam, en Pensilvania.
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