Bancarrota de Detroit, revés para sindicatos
Si la ciudad saca adelante su bancarrota, podría poner en peligro una importante herramienta negociadora de los sindicatos, que con frecuencia han postergado la obtención de elevados salarios en favor de pensiones y seguros médicos más generosos.
Washington
AP
La histórica bancarrota de Detroit representa un fuerte revés para los sindicatos de servidores públicos que por años han intentado evitar el recorte de sus pensiones, al igual que millones de agremiados en el resto del país.
Si la ciudad saca adelante su bancarrota, podría poner en peligro una importante herramienta negociadora de los sindicatos, que con frecuencia han postergado la obtención de elevados salarios en favor de pensiones y seguros médicos más generosos.
Además, podría animar a otras ciudades en apuros financieros que encaran descubiertos en sus fondos de pensiones a considerar la bancarrota, o por lo menos adoptar una posición más dura con sus sindicatos en la negociación de reducciones.
"Esencialmente esta es la peor pesadilla de los sindicatos'', dijo Gary Chaison, profesor de relaciones industriales en la Universidad Clark, de Worcester, Massachusetts. ``Significa que lo más sagrado de lo sagrado por lo que negocian, las pensiones de sus miembros jubilados, serán drásticamente reducidas''.
La bancarrota de Detroit sigue al revés sindical en Wisconsin. Al mismo tiempo, los sindicatos han perdido miles de miembros en los gobiernos estatales y municipales debido a la reducción de sus plantillas laborales. La crisis ha repercutido en los fondos de pensiones de los empleados públicos.
De Chicago a Cincinnati y Santa Fe, en Nuevo México, decenas de ciudades y condados encaran enormes deudas relacionadas con las pensiones. Los detractores sostienen que los empleados estatales y municipales obtuvieron generosas pensiones y cuidados médicos de por vida de unos políticos elegidos en las urnas a fin de obtener el respaldo de los sindicatos del sector público.
Al contrario que la empresa privada, que debe financiar esas pensiones conforme a la Ley del Retiro Asegurado de los Empleados, los empleados públicos no están afectados por esa ley. Debido a ello, muchos políticos aprueban dichos planes, pasando las consecuencias financieras a sus sucesores.
Si ciudades como Detroit pueden usar la bancarrota para reducir sus obligaciones de pensiones, los empleados gubernamentales podrían estar menos interesados en agremiarse, dijo Charles Craver, un profesor de Derecho en la Universidad George Washington especializado en relaciones sindicales.
Los problemas financieros de Detroit empeoraron por una corrupción generalizada, mala administración financiera, el colapso de la industria del automóvil y la patente reducción de la base fiscal al abandonar sus residentes la ciudad. Detroit acumula deudas a largo plazo de por lo menos 18.000 millones de dólares.
AP
La histórica bancarrota de Detroit representa un fuerte revés para los sindicatos de servidores públicos que por años han intentado evitar el recorte de sus pensiones, al igual que millones de agremiados en el resto del país.
Si la ciudad saca adelante su bancarrota, podría poner en peligro una importante herramienta negociadora de los sindicatos, que con frecuencia han postergado la obtención de elevados salarios en favor de pensiones y seguros médicos más generosos.
Además, podría animar a otras ciudades en apuros financieros que encaran descubiertos en sus fondos de pensiones a considerar la bancarrota, o por lo menos adoptar una posición más dura con sus sindicatos en la negociación de reducciones.
"Esencialmente esta es la peor pesadilla de los sindicatos'', dijo Gary Chaison, profesor de relaciones industriales en la Universidad Clark, de Worcester, Massachusetts. ``Significa que lo más sagrado de lo sagrado por lo que negocian, las pensiones de sus miembros jubilados, serán drásticamente reducidas''.
La bancarrota de Detroit sigue al revés sindical en Wisconsin. Al mismo tiempo, los sindicatos han perdido miles de miembros en los gobiernos estatales y municipales debido a la reducción de sus plantillas laborales. La crisis ha repercutido en los fondos de pensiones de los empleados públicos.
De Chicago a Cincinnati y Santa Fe, en Nuevo México, decenas de ciudades y condados encaran enormes deudas relacionadas con las pensiones. Los detractores sostienen que los empleados estatales y municipales obtuvieron generosas pensiones y cuidados médicos de por vida de unos políticos elegidos en las urnas a fin de obtener el respaldo de los sindicatos del sector público.
Al contrario que la empresa privada, que debe financiar esas pensiones conforme a la Ley del Retiro Asegurado de los Empleados, los empleados públicos no están afectados por esa ley. Debido a ello, muchos políticos aprueban dichos planes, pasando las consecuencias financieras a sus sucesores.
Si ciudades como Detroit pueden usar la bancarrota para reducir sus obligaciones de pensiones, los empleados gubernamentales podrían estar menos interesados en agremiarse, dijo Charles Craver, un profesor de Derecho en la Universidad George Washington especializado en relaciones sindicales.
Los problemas financieros de Detroit empeoraron por una corrupción generalizada, mala administración financiera, el colapso de la industria del automóvil y la patente reducción de la base fiscal al abandonar sus residentes la ciudad. Detroit acumula deudas a largo plazo de por lo menos 18.000 millones de dólares.
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