Mundo - 26/10/13 - 10:46 AM
Entierran a la exprimera dama de Yugoslavia
Jovanka Broz, que combatió con la resistencia encabezada por Tito en la Segunda Guerra Mundial, se casó con él en 1952.
Serbia
AP
La ex primera dama de Yugoslavia Jovanka Broz fue enterrada el sábado cerca de la tumba de su esposo Josip Broz Tito, en medio de una muchedumbre que recordó a la ex federación comunista como un oasis de paz, prosperidad e igualdad más de 20 años después de su desintegración en un baño de sangre.
Muchos de los presentes, que llevaban rosas, coronas florales y símbolos de la era pasada, lloraron en el lugar que ocupaban en fila desde la madrugada del sábado en el complejo del monumento donde se encuentra inhumado Tito, el ex gobernante comunista de la desaparecida federación.
La multitud creció a unas 1.500 personas horas después. Cuando los asistentes acudieron a visitar la tumba, la policía tuvo que intervenir para restaurar el orden y permitir la entrada en el complejo de grupos más reducidos.
``Hoy, no solamente nos despedimos de Jovanka Broz, despedimos la era de Tito'', dijo el primer ministro de Serbia Ivica Dacic. ``Hoy marca la partida del último símbolo de la antigua Yugoslavia''.
Aunque fue vilificada durante la euforia nacionalista que siguió a la cruenta desintegración a principios de la década de 1990, Yugoslavia ha recuperado desde entonces su popularidad, incluso entre las generaciones jóvenes nacidas después de la desaparición del país, un fenómeno explicado por la brutal realidad de la postguerra y la transición postcomunista.
La tumba de Tito ha sido destino de peregrinación durante años para los admiradores de la desaparecida Yugoslavia. Llegan en autobuses cada mayo de todos los rincones de la antigua federación para festejar el nacimiento de Tito o llorar su muerte en 1980.
Los partidarios de Tito regresaron el sábado para honrar a Jovanka Broz, quien fue esposa de él durante casi 30 años pero que vivió aislada tras su muerte. La ex primera dama falleció el pasado domingo a los 88 años.
``Vinimos a rendirle homenaje y recordar momentos felices'', dijo Radojka Zivotic, una residente de Belgrado.
Sergej Nikolov llegó desde Macedonia, la republica más suroriental de la antigua Yugoslavia.
``Siempre fui y siempre seré un yugoslavo'', dijo Nikolov. ``Este es el único país que reconozco''.
Pese a que gobernó con mano férrea, Tito mantuvo estrechos lazos con Occidente y permitió a los yugoslavos algunas libertades, como la de desplazamiento. Además, el estado comunista proporcionó seguridad laboral y una prosperidad relativa a sus ciudadanos, que posteriormente tuvieron dificultades al adoptar la economía de mercado.
Jovanka Broz, que combatió con la resistencia encabezada por Tito en la Segunda Guerra Mundial, se casó con él en 1952.
AP
La ex primera dama de Yugoslavia Jovanka Broz fue enterrada el sábado cerca de la tumba de su esposo Josip Broz Tito, en medio de una muchedumbre que recordó a la ex federación comunista como un oasis de paz, prosperidad e igualdad más de 20 años después de su desintegración en un baño de sangre.
Muchos de los presentes, que llevaban rosas, coronas florales y símbolos de la era pasada, lloraron en el lugar que ocupaban en fila desde la madrugada del sábado en el complejo del monumento donde se encuentra inhumado Tito, el ex gobernante comunista de la desaparecida federación.
La multitud creció a unas 1.500 personas horas después. Cuando los asistentes acudieron a visitar la tumba, la policía tuvo que intervenir para restaurar el orden y permitir la entrada en el complejo de grupos más reducidos.
``Hoy, no solamente nos despedimos de Jovanka Broz, despedimos la era de Tito'', dijo el primer ministro de Serbia Ivica Dacic. ``Hoy marca la partida del último símbolo de la antigua Yugoslavia''.
Aunque fue vilificada durante la euforia nacionalista que siguió a la cruenta desintegración a principios de la década de 1990, Yugoslavia ha recuperado desde entonces su popularidad, incluso entre las generaciones jóvenes nacidas después de la desaparición del país, un fenómeno explicado por la brutal realidad de la postguerra y la transición postcomunista.
La tumba de Tito ha sido destino de peregrinación durante años para los admiradores de la desaparecida Yugoslavia. Llegan en autobuses cada mayo de todos los rincones de la antigua federación para festejar el nacimiento de Tito o llorar su muerte en 1980.
Los partidarios de Tito regresaron el sábado para honrar a Jovanka Broz, quien fue esposa de él durante casi 30 años pero que vivió aislada tras su muerte. La ex primera dama falleció el pasado domingo a los 88 años.
``Vinimos a rendirle homenaje y recordar momentos felices'', dijo Radojka Zivotic, una residente de Belgrado.
Sergej Nikolov llegó desde Macedonia, la republica más suroriental de la antigua Yugoslavia.
``Siempre fui y siempre seré un yugoslavo'', dijo Nikolov. ``Este es el único país que reconozco''.
Pese a que gobernó con mano férrea, Tito mantuvo estrechos lazos con Occidente y permitió a los yugoslavos algunas libertades, como la de desplazamiento. Además, el estado comunista proporcionó seguridad laboral y una prosperidad relativa a sus ciudadanos, que posteriormente tuvieron dificultades al adoptar la economía de mercado.
Jovanka Broz, que combatió con la resistencia encabezada por Tito en la Segunda Guerra Mundial, se casó con él en 1952.