Fernández vuelve a la escena pública
Agregó que ``por lo menos eso es lo que tengo entendido hasta ahora. Esto puede cambiar, pero es lo que ha dicho públicamente''.
Buenos Aires
AP
Después de 42 días de silencio público que motivaron dudas sobre su estado de salud y su capacidad de gestión, la presidenta Cristina Fernández encabezará el miércoles un acto oficial en el cual se espera que anuncie medidas.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, dijo en una rueda de prensa que la mandataria celebrará un ``acto público'' a las 19 (2200 GMT) pero no informó qué anuncios hará. Además pidió a los periodistas que controlen su ansiedad.
``No sean ansiosos, esperen que la presidenta pueda comunicar lo que pretende comunicar'', dijo el ministro coordinador. También dio a entender que Fernández viajará a Cuba el 28 y 29 de enero para participar de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) al señalar que ``respecto a la agenda pública de carácter internacional, la presidenta siempre ha confirmado su presencia''.
Agregó que ``por lo menos eso es lo que tengo entendido hasta ahora. Esto puede cambiar, pero es lo que ha dicho públicamente''.
La última vez que Fernández habló públicamente fue el 10 de diciembre durante la conmemoración del 30 aniversario del regreso de la democracia. Esa aparición coincidió con las huelgas protagonizadas por policías de varias provincias, que propiciaron saqueos en miles de comercios en los que murieron 13 personas. La mandataria fustigó las huelgas policiales, pero después apareció en un escenario tocando un pequeño bombo y bailando al ritmo de una comparsa, lo que causó malestar por el clima de tensión que se vivía en el país.
Tres días después, la presidenta hizo uso de Twitter, al que antiguamente era tan aficionada, para volver a cuestionar la protesta de los uniformados. El 19 de diciembre se mostró en la ceremonia de ascenso de los jefes de las Fuerzas Armadas en la que no pronunció ningún discurso y el 26 de ese mismo mes puntualizó brevemente a la agencia oficial de noticias Télam que no aspiraba a ningún cargo electivo después de diciembre de 2015, cuando terminará su mandato.
El silencio de la dirigente peronista ha suscitado comentarios y cuestionamientos de analistas y opositores, que han puesto en duda la capacidad de mando de la mandataria en momentos en que se han manifestado con más fuerza algunos problemas como la creciente inflación -que según economistas privados está en 28% anual-, la sangría de las reservas del Banco Central, la deficiente infraestructura eléctrica que ha causado múltiples cortes de luz y los cada vez más insistentes reclamos de aumento salarial de los sindicatos.
Algunos analistas atribuyen el silencio de Fernández a una maniobra del gobierno para intentar preservarla de los problemas pendientes de solución.
La ausencia en la escena pública de Fernández, quien durante más de seis años ha dado una impronta muy personalista a su gobierno, también suscitó especulaciones sobre su estado de salud y si está realmente recuperada de la operación para drenarle un hematoma craneal a la que fue sometida el 8 de octubre.
El gobierno ha negado que la presidenta sufra algún problema y los ministros afirman que la dirigente tiene ``derecho'' a descansar.
En las últimas semanas, y en medio del silencio sepulcral de Fernández, algunos funcionarios incurrieron en contradicciones sobre la puesta en vigor de medidas que luego fueron desmentidas. El ministro de Economía, Axel Kicillof, negó que hubiera disputas entre los miembros del gabinete y señaló que únicamente mantienen diferentes puntos de vista sobre los que la presidenta tiene la última palabra. Al respecto afirmó que la jefa de Estado ``está trabajando intensamente'' y con todos sus ministros.
La mandataria ha concurrido poco a su despacho en la sede del gobierno desde que regresó el 6 de enero de sus vacaciones en la sureña provincia de Santa Cruz. La mayor parte del tiempo permaneció en la residencia presidencial de Olivos, en las afueras de Buenos Aires, donde recibió a ministros y otros funcionarios, sin que el gobierno informara sobre los temas tratados.
En la última semana, Fernández acompañó a su madre, Ofelia Wilhelm, quien fue sometida a una operación quirúrgica en un sanatorio de la capital, hecho sobre el que informó la prensa pero del cual el gobierno no brindó información oficial.
AP
Después de 42 días de silencio público que motivaron dudas sobre su estado de salud y su capacidad de gestión, la presidenta Cristina Fernández encabezará el miércoles un acto oficial en el cual se espera que anuncie medidas.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, dijo en una rueda de prensa que la mandataria celebrará un ``acto público'' a las 19 (2200 GMT) pero no informó qué anuncios hará. Además pidió a los periodistas que controlen su ansiedad.
``No sean ansiosos, esperen que la presidenta pueda comunicar lo que pretende comunicar'', dijo el ministro coordinador. También dio a entender que Fernández viajará a Cuba el 28 y 29 de enero para participar de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) al señalar que ``respecto a la agenda pública de carácter internacional, la presidenta siempre ha confirmado su presencia''.
Agregó que ``por lo menos eso es lo que tengo entendido hasta ahora. Esto puede cambiar, pero es lo que ha dicho públicamente''.
La última vez que Fernández habló públicamente fue el 10 de diciembre durante la conmemoración del 30 aniversario del regreso de la democracia. Esa aparición coincidió con las huelgas protagonizadas por policías de varias provincias, que propiciaron saqueos en miles de comercios en los que murieron 13 personas. La mandataria fustigó las huelgas policiales, pero después apareció en un escenario tocando un pequeño bombo y bailando al ritmo de una comparsa, lo que causó malestar por el clima de tensión que se vivía en el país.
Tres días después, la presidenta hizo uso de Twitter, al que antiguamente era tan aficionada, para volver a cuestionar la protesta de los uniformados. El 19 de diciembre se mostró en la ceremonia de ascenso de los jefes de las Fuerzas Armadas en la que no pronunció ningún discurso y el 26 de ese mismo mes puntualizó brevemente a la agencia oficial de noticias Télam que no aspiraba a ningún cargo electivo después de diciembre de 2015, cuando terminará su mandato.
El silencio de la dirigente peronista ha suscitado comentarios y cuestionamientos de analistas y opositores, que han puesto en duda la capacidad de mando de la mandataria en momentos en que se han manifestado con más fuerza algunos problemas como la creciente inflación -que según economistas privados está en 28% anual-, la sangría de las reservas del Banco Central, la deficiente infraestructura eléctrica que ha causado múltiples cortes de luz y los cada vez más insistentes reclamos de aumento salarial de los sindicatos.
Algunos analistas atribuyen el silencio de Fernández a una maniobra del gobierno para intentar preservarla de los problemas pendientes de solución.
La ausencia en la escena pública de Fernández, quien durante más de seis años ha dado una impronta muy personalista a su gobierno, también suscitó especulaciones sobre su estado de salud y si está realmente recuperada de la operación para drenarle un hematoma craneal a la que fue sometida el 8 de octubre.
El gobierno ha negado que la presidenta sufra algún problema y los ministros afirman que la dirigente tiene ``derecho'' a descansar.
En las últimas semanas, y en medio del silencio sepulcral de Fernández, algunos funcionarios incurrieron en contradicciones sobre la puesta en vigor de medidas que luego fueron desmentidas. El ministro de Economía, Axel Kicillof, negó que hubiera disputas entre los miembros del gabinete y señaló que únicamente mantienen diferentes puntos de vista sobre los que la presidenta tiene la última palabra. Al respecto afirmó que la jefa de Estado ``está trabajando intensamente'' y con todos sus ministros.
La mandataria ha concurrido poco a su despacho en la sede del gobierno desde que regresó el 6 de enero de sus vacaciones en la sureña provincia de Santa Cruz. La mayor parte del tiempo permaneció en la residencia presidencial de Olivos, en las afueras de Buenos Aires, donde recibió a ministros y otros funcionarios, sin que el gobierno informara sobre los temas tratados.
En la última semana, Fernández acompañó a su madre, Ofelia Wilhelm, quien fue sometida a una operación quirúrgica en un sanatorio de la capital, hecho sobre el que informó la prensa pero del cual el gobierno no brindó información oficial.
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