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Obama analiza crisis en Egipto con líderes de Catar y Emiratos Árabes

Las llamadas de Obama a ambos líderes, situados en polos opuestos de la crisis generada en Egipto, reflejó la delicada tarea diplomática del Gobierno de EE.UU. de resolver la situación en ese país.

Washington,
EFE

 El presidente de EE.UU., Barack Obama, analizó hoy la crisis en curso en Egipto en sendas llamadas telefónicas con los líderes de Catar y los Emiratos rabes Unidos, informó la Casa Blanca.

Como parte de sus esfuerzos diplomáticos en la región, Obama telefoneó a Sheikh Mohammed bin Zayed Al Nahyan, príncipe heredero de Abu Dabi, y ambos "compartieron sus preocupaciones sobre la continua violencia y la creciente polarización política" en Egipto, informó la Casa Blanca.

Ambos coincidieron, además, "en la necesidad de que todos los líderes egipcios eviten la provocación y desalienten la violencia" y que, para salir de la crisis, "todos los egipcios deben unirse para encontrar un sendero inclusivo vía hacia adelante", agregó.

Obama dejó en claro que Estados Unidos alienta "a todos los líderes políticos, militares y religiosos en Egipto a que permanezcan implicados en el diálogo y se comprometan a participar en un proceso político para agilizar el retorno hacia un gobierno civil elegido democráticamente", subrayó la nota de la Casa Blanca.

Asimismo, Obama elogió los vínculos entre EE.UU. y los Emiratos rabes Unidos y alentó a esa federación del sureste de la península arábiga a que, en su diálogo con los egipcios, subraye la importancia de evitar la violencia y tomar medidas que permitan "el diálogo y la reconciliación", indicó.

Según la Casa Blanca, Obama también discutió la situación en Egipto con el emir de Catar, Hamad Bin Jalifa al-Thani, y ambos coincidieron en su "profunda preocupación" por los recientes sucesos en ese país, a la vez que destacaron que "el uso de la fuerza y la incitación a la violencia" por cualquier bando es "inaceptable".

Ambos líderes consideraron que la estabilidad de Egipto pasa por un proceso político que incluya la participación de todas las partes, y reiteraron el compromiso de EE.UU. y Catar de permanecer "activamente implicados" con todas las partes para promover un regreso "rápido y responsable" a la normalidad.

Las llamadas de Obama a ambos líderes, situados en polos opuestos de la crisis generada en Egipto, reflejó la delicada tarea diplomática del Gobierno de EE.UU. de resolver la situación en ese país.

Los Emiratos rabes Unidos se han situado en contra del depuesto presidente egipcio, Mohamed Mursi y los Hermanos Musulmanes, y se han sumado a Arabia Saudí para comprometer un paquete de ayuda de 8.000 millones de dólares en préstamos y recursos petroleros al nuevo liderazgo en Egipto.

Mientras, Catar era un estrecho aliado de Mursi y los Hermanos Musulmanes y, de hecho, otorgó a su Gobierno miles de millones de dólares en asistencia.

Tanto la Casa Blanca como el Departamento de Estado han pedido a los Hermanos Musulmanes que fomenten el diálogo para la reconciliación, aunque el grupo insiste en la limpieza de los pasados comicios.

El Gobierno de Obama sigue sin aclarar si considera o no un golpe de Estado el derrocamiento militar de Mohamed Mursi y, por ahora, ha dejado entrever que no tiene planes de suspender la ayuda anual de unos 1.500 millones de dólares que otorga a Egipto, la mayoría de esta en asistencia militar.
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