Por: Luis Batista -

Para hacer el trabajo de ella, se requiere madurez y responsabilidad. A sus 23 años, eso le sobra a Katyhuska Núñez.

Su labor rompe con todos los esquemas tradicionales en el país. Ella es la primera y -hasta el momento- la única mujer que lo desarrolla en Panamá: opera la cámara de vaciado de concreto para la fabricación de dovelas.

Usted se preguntará: ¿qué son las dovelas? Son las piezas que armarán el túnel interceptor, encargado de canalizar y conducir las aguas servidas, para el proyecto de Saneamiento de la Bahía de Panamá.

Puesto laboral

En la Fábrica de Dovelas que tiene la empresa Odebrecht en Nuevo Reparto, corregimiento de Parque Lefevre, está el pequeño cubículo donde Katyhuska se desenvuelve desde el 22 de octubre del año pasado.

Sí, ella recuerda con claridad esa fecha. Es que eran pocos los días que habían transcurrido desde que finalizó sus estudios de Ingeniería Mecánica, en la Universidad Tecnológica, cuando ya la estaban llamando a laborar. "¡Gracias a Dios!", exclamó.

¿Cómo consiguió el trabajo? Compañeros universitarios la recomendaron, fue a la entrevista y quedó contratada, pero imagínese que ella no sabía nada de lo que iba a hacer. Allá le enseñaron.

"Toda la experiencia es transmitida a personal panameño. Contamos con capacitación profesional internacional que impulsa la empresa a través del Programa de Transferencia Tecnológica", explicó.

Técnicos venezolanos le instruyeron a ella -y a otros dos hombres mayores de 30 años- a operar las modernas máquinas que llegaron al país.

"En este punto yo garantizo producción, calidad, pesaje de todos los componentes del concreto y también verifico la limpieza de las máquinas", detalló.

Katyhuska manifestó que le gusta su trabajo. "Me permite hacerme dueña del conocimiento de la tecnología que llega al país con este proyecto".

Mujer e hija

A pesar que Katyhusca se desenvuelve en un ambiente dominado por el sexo masculino -también tiene que supervisar el trabajo que realiza una cuadrilla de 20 hombres- mantiene su feminidad, pero sin niñerías. A primera vista deja notar su sencillez y dedicación. "Al principio sentí un poco de temor por el nivel de responsabilidad, sin embargo, me he sabido ganar el respeto de mis compañeros".

Katyhusca está soltera y vive en Santa Librada, distrito de San Miguelito, con sus padres. Ellos se sienten orgullosos de ella y la apoyan. Cuando le toca el turno de la mañana -las jornadas son rotativas- sale de su casa a las 5:15 de la madrugada, aún así afirmó que "¡Vale la pena!".

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