Migrantes se meten a la boca del lobo al cruzar la frontera de Panamá y Colombia

"Esta es una crisis profunda, una de las más olvidadas e importantes de América, y los gobiernos, al no tener cómo resolverla, la ignoran o incluso la empujan hacia afuera", le dice Caitlyn Yates, antropóloga experta en esta problemática.
Migrantes se meten a la boca del lobo al cruzar la frontera de Panamá y Colombia

Migrantes se meten a la boca del lobo al cruzar la frontera de Panamá y Colombia

Migrantes se meten a la boca del lobo al cruzar la frontera de Panamá y Colombia

Migrantes se meten a la boca del lobo al cruzar la frontera de Panamá y Colombia

Por: Redacción / Web -

Arriesgan sus vidas, van con niños, maletas o lo poco que han podido traer para poder llegar a Estados Unidos, toda esta travesía la viven a diario cientos de migrantes de África, Haití y Cuba, para poder pasar por el Tapón del Darién en Panamá.

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Muchos de ellos vienen con el ideal de buscar reunirse con sus familiares, lograr un visado para no volver más a sus naciones de origen. Varios ya han caminado por Brasil, Ecuador o Chile y ahora se enfrentan a las adversidades de la selva panameña. 

Daniel Pardo, enviado especial a Urabá, Colombia, por parte de la cadena BBC, narra como los conocidos coyotes se aprovechan de los migrantes, les cobran sobreprecios, los maltratan, además, que la gran mayoría están vinculados a grupos armados. 

En su travesía por estas zonas decidió dar a conocer la vida de muchos migrantes y habló con dos cubanos, uno de ellos Elidio y Leodani, quiernes han puesto sus vidas en peligro, pero están dispuestos a arriesgar todo con tal de llegar a Estados Unidos. 

Al ser entrevistados sobre esta travesía, su respuesta llama la atención: "Me voy a meter en la boca del lobo y le voy a salir por atrás, como un estiércol, pero le voy a salir. No me importa. Me importa llegar a mi destino, ver a mi madre que tiene 85 años, mi progenitora, ese es mi enfoque", dice Elidio.

¿Qué sucede en este lugar?

"Esta es una crisis profunda, una de las más olvidadas e importantes de América, y los gobiernos, al no tener cómo resolverla, la ignoran o incluso la empujan hacia afuera", le dice Caitlyn Yates, antropóloga experta en esta problemática.

Aunque en su gran mayoría todos se centran el aluvión de personas que llegan a las fronteras de México, lo cierto es que la gran mayoría pasan por esta zona entre Colombia y Panamá,  acá también hay narcotráfico, contrabando, control criminal, servicios públicos precarios y uno de los despojos de tierra más grandes que vio la historia del país.

Esta zona ha estado tan abandonada a lo largo del tiempo que todas las personas que residen cerca lo ven como algo muy normal, incluso, los biólogos expertos en el área, afirman que allí se encuentra uno de los ecosistemas más intactos del planeta.

Migrantes desconocen lo hostil de la frontera

Al cruzar la frontera entre Colombia y Panamá se da por entendido que el trayecto es largo, con mucha humedad, la idensidad de la vegetación se torna agresiva y el mar asusta más de lo que marea.

Biólogos han encontrado aquí jaguares, osos hormigueros y tapires, pedazos de tierra que nunca han sido intervenidos por la agricultura y árboles bongo tan viejos e intactos que tienen la capacidad de absorber, cada uno, cientos de kilos de dióxido de carbono, la mayor amenaza que enfrenta el planeta.

El comunicador nos cuenta la historia Elidio George, un cubano de 54 años, que salió de su país hace un año, luego en Surinam trabajó como agricultor hasta que lo expulsaron, de ahí viajó por el Amazonas y Colombia hasta que llegó acá, a esta playa de Necoclí que en teoría es un escenario turístico, lleno de palmeras y puestos de cerveza y empanadas, pero que ahora sirve de sala de espera antes de entrar al Darién.

"Bastante válido está que me estén dejando pasar por el país, que no me hayan deportado para mi infierno y que me vayan a dejar continuar hacia la victoria que yo quiero tener", apunta Eladio, mencionado que su victoria es ver a su madre en Estados Unidos.

Cruzar el Tapón del Darién es tan hostil que las personas que lo transitan, no se quitan las mochilas de la espalda, porque, dicen que llevan su vida en las espaldas, lo que para ellos sería unos zapatos deportivos descosidos, ropa vieja, cables de celular y una hamaca para compartir el día que la humedad les impida acostarse.

"La mejor esquina de América"

La antesala del Darién en Colombia es el Golfo de Urabá, un vasto entorno marítimo y selvático que ha sido escala de migrantes durante siglos. Algunos la llaman "la mejor esquina de América".

Por esta zona ingresaron los colonizadores españoles a la América continental y fundaron dos poblacion, además, desde 1950, la migración desde zonas montañosas de Antioquia, en Colombia, incentivó la producción de banano, hoy la tercera más grande del mundo en exportaciones, y el desarrollo de una pequeña oferta de turismo.

En Capurganá, el último pueblo antes de la frontera y la última dosis de ciudad que ven los migrante antes de entrar al Darién, la electricidad es producida por plantas de gasolina, la basura se elimina con fuego y la arena de la construcción de viviendas es extraída de las hermosas playas de la zona.

"Es increíble, pero nadie le pone atención ni le importa este bosque capaz de luchar contra el cambio climático", opina Catherine Potvin, ecóloga de bosques tropicales de la Universidad McGill, en Canadá.

Con dinero, pero sin dónde ir

Un caso que llama poderosamente la atención del comunicador, es que entre decenas de cubanos también hay haitianos, pero muchos de ellos viajean con lujos encima para costear sus viajes.

Al ser consultados sobre los celulares, prensas y más dicen lo siguiente: "Nosotros no nos vamos de Haití porque seamos pobres. El problema allá no es de pobreza, sino de políticos corruptos". Ellos Viajan a Estados Unidos por Centroamérica porque en su país no logran sacar una visa.

Con agua, comida, ropa y carpas donde dormir, los cientos de migrantes atraviesan la playa  Necoclí o la ciudad de Turbo, de ahí pasan a un puerto pequeño, luego esperan hasta que aparezcan unas lanchas en mal estado hasta llegar al otro lado del golfo, a Capurganá.

En ese punto son guiados por "coyotes" que supuestamente conocen la selva y los entregan, varios días después, a las autoridades panameñas, que los suben en buses del Estado y trasladan a la frontera con Costa Rica.

Este cruce del Darién puede durar entre 10 y 20 días y alcanzar entre 150 y 230 kilómetros, pero todo es impredecible, porque la humedad, las lluvias, los peligrosos animales y las redes de tráfico humano y de drogas obligan a cambiar los planes durante el recorrido.

Hasta la fecha según reportes de la ONU, estiman el paso de migrantes por el Darién en 30.000 personas al año, aunque los expertos dudan de cualquier cifra, puesto que decenas de lanchas informales los trasladan e introducen a la selva de noche sin que nadie se entere.

Lamentablemente, en los cementerios del lado colombiano son cada vez más los cuerpos de migrantes, muchos de ellos sin nombre ni apellido, que son enterrados por la comunidad en un gesto de dignidad luego de haberlos encontrado flotando sobre el agua.

El comandante de Guardacostas de Urabá, capitán Óscar Ortiz,  dice lo siguiente: "Las condiciones geográficas aquí del golfo de Urabá favorecen muchísimo el empleo de lanchas rápidas. Es un área bastante extensa que dificulta cubrir completamente y permanentemente. Y un espacio, que puede ser un muelle artesanal o una playa normal, puede ser aprovechado para la salida de una embarcación empleada por el narcotráfico, el contrabando o la salida de migrantes".

En la boca del lobo de la mano de "coyotes"

A lo largo de la historia,  la parte colombiana de la frontera ha sido tomada por la guerra y el narcotráfico del país. Hubo un tiempo en que Urabá fue gobernado por dos guerrillas y un grupo paramilitar. Los tres firmaron desmovilizaciones con el Estado que no acabaron con los problemas.

Hace unos cinco años volvieron los paramilitares bajo el nombre de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, mejor conocidas como El Clan del Golfo que tienen 3.000 soldados en todo el país y, aunque luchan por el control de otras regiones, acá ya parecen haber ganado la batalla.

El capitán Ortiz admite que el Clan del Golfo "controla las actividades comerciales tanto legales como ilegales, el narcotráfico, el contrabando e incluso migración irregular. Esta selva, que es muy tupida".

Para las personas que viven en la zona, el olvido por parte de las autoridades lo ven como algo evidente, al punto que su opinión es que se les permite a muchos grupos ilegales ejercer su fuerza  y el desarrollo turístico no exite por temor a dañar el ecosistema. 

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