"Mojón Beach" , un lugar mágico


El Casco Antiguo huele a comida de gente adinerada y pobre, a agua salada, caca y marihuana.

Con todo eso, es un lugar mágico, un imán que atrae a personas de todos los estratos sociales. Mire que está volviendo a ser lo que una vez fue: un barrio de la clase alta.

Sin embargo, si usted se adentra por las angostas calles de adoquines y por los oscuros callejones se dará cuenta que todavía están allí "los cuartos de la gente pobre con sus chiquillos descalzos".

Es más, los domingos en la mañanita o en la tardecita una gavilla de esos niños, niñas y adolescentes se dan chapuzones y baños en "Mojón Beach".. ¡ay perdón! Bahía de Panamá. Así como le lee. Usted los puede observar desde el balcón de los estacionamientos laterales a la iglesia de San Francisco. Detrás de ese templo hay un inmueble deshabitado. Bueno, ese edificio lo usan como trampolín para lanzarse a las contaminadas aguas de la Bahía de Panamá.

Pobreza que se rasca

"No me afecta", fue la respuesta simple de Carolina (nombre ficticio para proteger su identidad). Ella tiene 11 años. Dice que el agua "está pritty", pero mientras habla se lleva la mano izquierda a su pierna derecha para rascarse. Se rasca una y otra vez. Baja su mirada, contempla a sus compinches, después la levanta al horizonte. Allá están las modernas torres en la Avenida Balboa, cuan altas e inalcanzables como el anhelo de ella por salir de la pobreza y violencia: "Hay muchos pandilleros", sentenció.

Por ahí cerca, estaba un grupo de turistas. Tenían apariencia de anglosajones. Sus ojos admiraban las hermosas molas y a los aborígenes gunas; antes habían visto a los bañistas, entre los que estaban negros, mestizos y blancos. ¡Vaya abanico étnico.!

Hay turistas y hay turistas

Para quitarse -de la nariz- el hedor, están los restaurantes. ¡Ah.. los platos van desde 8 hasta un poco más de 20 dólares!

En el paseo de las Bóvedas, una pareja de asiáticos recién casados se toma fotos con las damas y caballeros de honor del matrimonio, mientras otros turistas nacionales y extranjeros recorren el parque frente a la embajada de Francia.

“¿Dónde queda la iglesia de La Merced?”, preguntó el mochilero con un español “machuca'o”. Tal vez buscaba un edificio cerca a ese templo, donde se reúnen sus colegas de diversas partes del mundo. El semblante del mochilero se veía bastante desequilibrado, tenía un humor como de no bañarse por una semana y a pura marihuana. Desde un viejo balcón un chiquillo le gritó: “¡Vaya gringo hediendo 'tas bien vola'o ah!”.



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