Silencio en Cocolí; oración en Gatún
En Cocolí reina el silencio. No hay mayor movimiento en esta área del Pacífico, donde Grupo Unidos por el Canal (GUPC) desarrollaba con 650 obreros los trabajos
En Cocolí reina el silencio. No hay mayor movimiento en esta área del Pacífico, donde Grupo Unidos por el Canal (GUPC) desarrollaba con 650 obreros los trabajos del tercer juego de esclusas.
Era como ver una fotografía gigante. Nada se movía. Las grúas que normalmente iban de lado a lado hoy estaban todas “congeladas”. Los camiones gigantes para transportar tierra permanecían estacionados, uno al lado del otro; igual que las retroexcavadoras, aplanadoras y otros vehículos de construcción. Todos en fila, como militares esperando órdenes.
Solo un pequeño grupo de trabajadores de empresas subcontratistas se observaba en la zona; en el cielo podían verse gallinazos que sobrevolaban todo el lugar.
El viento, en conjunto con las voces y los ruidos de las cámaras de fotógrafos y camarógrafos locales y extranjeros que habían sido convocados por la ACP, eran los únicos sonidos perceptibles. Los presentes parecían enanos en un mundo de gigantes, pues los muros que fueron construidos para llenarse de agua son altos, muy altos.
Al otro lado del lago Miraflores, todo era diferente. Las esclusas del mismo nombre continuaban trabajando como si nada y un poco más allá, la ciudad de Panamá, alborotada como siempre.
Mientras, en Gatún, en el Atlántico, unos 800 obreros del GUPC están en zozobra porque desconocen cuál será su destino, después que la empresa suspendió las labores.
Un grupo de obreros hacía un círculo de oración, mientras otros se agrupaban para preguntar qué van a hacer pues desconocen si ya fueron destituidos.