Por: Hermano Pablo -
Parece que no habrá nada más tierno que este volver a Honduras: llegar con el amor iluminado por años y distancias, decir: «Esta es la tierra, este es el aire y este el río del cuento», recuperar las voces salpicadas de burlas familiares, reasumir la niñez en el dormido sabor de esta naranja y en este olor