Adicción a las cirugías estéticas
Recientemente nos enteramos de que a más y más mujeres en nuestra comunidad, de distintas edades, razas y profesiones, les deforman la cara u otras partes del
Recientemente nos enteramos de que a más y más mujeres en nuestra comunidad, de distintas edades, razas y profesiones, les deforman la cara u otras partes del cuerpo. Otras, en vez de embellecerse, mueren por negligencia de supuestos médicos o por la insistencia de muchos hombres y mujeres que buscan la manera de mejorar su imagen corporal.
Existe el trastorno dismórfico corporal, TDC, que consiste en una preocupación extrema por algún defecto o defectos físicos, reales o imaginarios. La mayoría de estas mujeres se vuelven adictas al bisturí. No se aceptan al mirarse al espejo, siempre quieren verse diferentes y se comparan con estándares muy altos. Entonces crecen la ansiedad y la preocupación, a tal grado que se manifiestan síntomas ansioso-depresivos severos y otros trastornos, como aislamiento, exclusión social, y afectan a hombres y mujeres por igual. Se operan, pero no quedan conformes. Quieren cambiar de “look” y cuando no les recomiendan alguna cirugía, insisten y se ponen en manos de diferentes cirujanos, convirtiéndose en adictos al bisturí.
La mayoría de los investigadores creen que las causas podrían ser una combinación de factores biológicos, psicológicos y ambientales del pasado o presente. Maltratos, abuso o abandono pueden ser también factores contribuyentes. Y casos extremos de TDC pueden ser considerados factores de riesgo para el suicidio. Muchos requieren ayuda psiquiátrica o psicológica, como psicoterapia, medicamentos o ambos.
Es imposible alcanzar la perfección. ¡Nadie es perfecto ni tenemos los mismos gustos!