Ampliación del Canal
Los problemas que enfrenta la empresa española Sacyr integrante del grupo que desarrolla la ampliación del Canal de Panamá, está generando inquietud en diversos sectores. Se trata del mayor proyecto ejecutado por el país en toda su historia y no puede ser empañado por algunas de las compañías involucradas.
El país está invirtiendo 5,200 millones de dólares en esa obra y ha comprometido su principal activo nacional, por lo que no se puede permitir situaciones que pongan en duda la ejecución de la obra, tal como ocurrió con el canal iniciado por los franceses.
Las expresiones del administrador de la Autoridad del Canal de Panamá, Jorge Quijano de que la obra no se va a detener y que en el peor de los escenarios hay una garantía de 600 millones de dólares para completarla, debe tranquilizar las cosas.
Como nación a Panamá no le conviene ese tipo de sobresaltos. Desde que el Canal fue entregado por los estadounidenses hace 14 años, la vía acuática se ha manejado de manera eficiente y los trabajos de ampliación no deben comprometer esa trayectoria.
Una empresa cuando hace una propuesta debe estar segura de los costos que deberá asumir y no pretender años después presentar reclamos por 800 millones de dólares o más con los cuales igualan las ofertas iniciales de competidores con mayor trayectoria y más conocimiento de la actividad propia del Canal de Panamá.