Bicho

Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

Lo que estaba diciendo lo sabían muchas personas. Para atraer la atención, dibujé un “bicho” de una enorme cabeza y un cuerpo largo y delgado. Dije que así era la estructura del Gobierno. Mis estudios indicaban que más del noventa por ciento de las instituciones oficiales funcionaban en la capital. Eran la enorme cabeza. En el interior había algunas oficinas, sucursales, que solamente cumplían lo ordenado por las “centrales”. Este tipo de gobierno es producto de la conquista española. Al instalarse los españoles en un sitio, hacían una plaza. A su alrededor construían una iglesia, un cuartel militar y las principales oficinas que gobernarían el país. Es lógico que en esos tiempos fueran muy difíciles las comunicaciones con el interior. Con los años, este sistema no cambió, sino que se reforzó. Aunque ahora no estuvieran cerca de la catedral los despachos, por allí cerca funcionaban. Esto ayudó a mantener la idea de que el interior era secundario en la administración del país. Esa realidad la señalé en los años setenta del siglo pasado. Con mejores comunicaciones se tenía la idea de “descentralizar” la administración de Panamá. Durante la dictadura se acordó enviar a Veraguas, Herrera, Chiriquí, etc. algunos ministerios… ¡y la realidad fue peor de lo que uno se imagina! La idea podría ser buena. Pero no se cambia la estructura administrativa de la noche a la mañana. Los que primero se molestaron fueron los ministros y altos funcionarios. Para ciertos era una “degradación” que trabajaran “más allá del puente”. Añada que no había alojamientos adecuados ni oficinas que funcionaran bien. Se afectó la tranquilidad de los subalternos. Una secretaria no podía vivir en dos lugares porque su sueldo no alcanzaba. Lo mismo sucedía con conductores y otros administrativos. ¿Qué hacer con las responsabilidades familiares? No hacía gracia que la mujer trabajara en Veraguas y el esposo y sus hijos estuvieran en la capital. No podía botarse a esos funcionarios y allá no se encontraba personal capacitado para reemplazarlos. Hubo incluso problemas de celos entre parejas y los niños sufrieron la lejanía de sus padres. También se encontraron limitaciones de infraestructura. Se pensó en hacer barriadas y edificios para los ministerios, pero eso representaba un alto costo. Con el tiempo, la idea fue diluyéndose. Se buscaron las alternativas, como reforzar los despachos del interior… pero dejar en la capital lo principal de esas instituciones.


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