Opinión - 01/4/14 - 11:53 PM

‘Bienvenidos al metro’

Eran las 2:30 p.m. A la estación 5 de Mayo y sus alrededores comenzaban a llegar autobuses llenos de funcionarios de varias entidades estatales. Todos tenían

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Víctor A. Santos J. / Crítica

Eran las 2:30 p.m. A la estación 5 de Mayo y sus alrededores comenzaban a llegar autobuses llenos de funcionarios de varias entidades estatales. Todos tenían una sonrisa de oreja a oreja, como niños de kínder en Disney World, pues sabían que estaban por conocer el nuevo metro de Panamá.

A las 3:00 p.m., la seguridad del metro dio la autorización para que ingresaran, y así lo hicieron, bien portaditos.

“Tómame una foto con el celular”, le dijo una joven a su compañero de trabajo. Y no era la única. Desde el descenso por la escalera eléctrica de la estación, cada uno se tomó su “selfie”.

Transcurrieron unos minutos y a las 3:06 p.m., ya estaban dentro del metro. Nuevamente, los celulares fueron sacados y las poses entre compañeros de trabajo no se hicieron esperar.

Ni un minuto transcurrió y ya estaban en la estación de la Lotería y del Santo Tomás.

“Qué rápido va esta vaina. Vamos rumbo ahora a la de la Iglesia del Carmen”, comentaba un pasajero. La emoción se mantenía presente. Muchos miraban de extremo a extremo, aún anonadados.

El metro seguía su recorrido y a las 3:10 p.m. se estaba en la estación de la Vía Argentina, dos minutos después en la de la Fernández de Córdoba.

Una joven se me acercó y me preguntó: ¿cuál estación viene ahora?, a lo que le explico que se acerca la de la 12 de Octubre, ya habían pasado dos minutos.

Rápido fue la parada y se podía ver desde la parte aérea el paisaje y los contrates de la clase media y la miseria. Pasó la estación de Pueblo Nuevo y entramos en la famosa vía láctea. Una funcionaria se levanta y ve los estacionamientos de los push button. “Mira cómo está el carro estaciona'o y van entrando dos”, dice de manera jocosa. Se ríe a carcajadas y exclama: “¿A qué irán?”. Una compañera le respondió: “A jugar”. Todas se rieron a carcajadas.

“Ya no se podrán esconder, desde acá arriba se le toma la foto”, expresó otra.

Por la velocidad del metro, rápido se disipó la jocosidad de las señoras. Eran las 3:20 p.m. y se llegaba a la estación de San Miguelito, dos minutos después estábamos en la estación de Pan de Azúcar.

Antes de llegar a la estación de Los Andes, la curiosidad se apoderaba de todos, ya que pensaban que se regresaba en el mismo carril.

“No, mira es que hay como una parte donde hay como una Y, y el vagón se cruzó pa'l otro la'o”, ¡ahhhh!, dice un señor. “Ahora entiendo”. Fue así como se llegó a Los Andes.

Se siguió la rutina de regreso. Y otra vez cuando se pasaba por la vía láctea, vuelve la señora jocosa se levanta y dice: “Ya terminaron porque ‘ta vacío”. Nuevamente soltaron las carcajadas.

Se llegó a la estación de la 5 de Mayo y al salir todos aplaudieron. “¡Hermoso!”, decían.


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