Calma tras la tempestad
Por: Redacción -
Fue adecuada la decisión del Ejecutivo de suspender las sesiones extraordinarias que debatían los proyectos para vender la participación estatal en empresas estatales de telefonía y de electricidad, así como de posponer las designaciones de tres magistrados en la Sala Quinta.
El ambiente que vivía el país era peligroso y se estaba al filo de la anarquía. Los políticos intentaban pescar en río revuelto aprovechando el escenario de luces, cámara y acción. Algunos adoptaron poses propias de la maleantería política que se pensaba que eran etapas superadas, pero que en estos días revivieron.
Por milagro divino no hubo víctimas que lamentar. Se observó a gente echándole candela al conflicto para luego salir con descaro en las redes sociales o los medios haciendo llamados a la protesta cívica y pacífica.
Lo rescatable fue el despertar de un sentimiento nacional entre la población. El portar banderas panameñas y cantar el himno nacional al final de la jornada, eran expresiones que no se veían desde hace décadas.
El Gobierno ya debió entender que no puede meter proyectos conflictivos a la cañona, a pesar de contar con una aplanadora legislativa. Ese es un error que comete continuamente y todavía no aprende la lección. Hay escenarios como la concertación nacional que deben ser aprovechados para enriquecer las iniciativas polémicas.
En todo caso se debe analizar adecuadamente la venta de activos nacionales, y aunque esas propuestas fueran originalmente de opositores, que hoy de manera oportunista las rechazan, al final la decisión es del que ostenta el poder. Un gobernante escucha puntos de vista a favor y en contra para tratar de adoptar la mejor salida a una situación.