Caravana
E ran numerosos autos que recorrían la calle tocando sus bocinas mostrando banderas de tal candidato. Mi vecino Alfonso Young (q.e.p.d.) tenía varios años más que yo
E ran numerosos autos que recorrían la calle tocando sus bocinas mostrando banderas de tal candidato. Mi vecino Alfonso Young (q.e.p.d.) tenía varios años más que yo y participaba en actividades de ese político. Mientras esperábamos un autobús en la entrada de calle 1.ª Parque Lefevre, me dijo: "Mira la cantidad de autos... eso demuestra que vamos a ganar las elecciones". Aunque era menor de edad me interesaban los acciones políticas y ese candidato no me gustaba. Comenté que los "carros no votan". Sonreído el vecino alegó: "pero la gente que va dentro sí vota".
Eso ocurrió en los años 50, la época llamada por algunos historiadores "Patria boba", antes del golpe militar. Cada vez que me entero de caravanas de los actuales candidatos, pienso en ese acontecimiento. A más de medio siglo todavía se usan filas de autos como recurso de propaganda. Lo mismo sucede con las cabalgatas. He visto fotos del presidente Porras cabalgando con sus copartidarios a principios del siglo pasado... Unos pocos quieren "idealizar" la actividad política de esa época, cuando realmente no fue de lo mejor.
Existían grupos de "varilleros" que saboteaban mítines y marchas de los contrarios. Usaban cachiporras hechas con cauchos de tubos de llantas y varillas de hierro. Pagaban cinco reales por hacer cada una. Otras tenían tubos de hierro porque no existía el PVC. A varios les rompieron la cabeza en lo que hoy llamaríamos campaña sucia... ¡pero con sangre! Varios pagaban un dólar a campesinos. Le daban el voto ya hecho de tales candidatos. Otros recibían una "pachita" de licor. En zonas indígenas había "acuerdos" con los caciques.
Así salían diputados que no eran indios ni conocían las comarcas. Eran famosos los robos de urnas. Unos tiros al aire o un apagón misterioso y desaparecían las urnas. En otros casos, en el interior se cambiaban los votos mientras transportaban las urnas a la capital. Cédulas falsas había por montones. Un político las tiró como confeti por la Central. En eso de la politiquería de hace 60 años, no podemos decir que "todo tiempo pasado fue mejor".