Carne

E l año pasado critiqué al gobierno por no apoyar los Carnavales. Me basaba en que muchos panameños lo único que toman en serio son estas fiestas. Esa es una realidad que no podemos ocultar. Somos un pueblo fiestero. También dije que los Carnavales deberían organizarse todo el año. Así sucede en Las Tablas y otros lugares del interior.

Aparte de estar en la manera de ser de muchos panameños, los Carnavales tienen otras ventajas.

En lo político, nadie protesta ni hace cierres de calles en la fiesta del Momo.

Lo económico es evidente. Millones de balboas circulan a todos los niveles, durante estas festividades de la carne.

Incluso vienen algunos extranjeros a disfrutarlos.

Pero debo decir que no estoy de acuerdo con que se quiera identificar a los Carnavales con sexo, borracheras, vulgaridades, bailes groseros, degradación de la mujer y burlas a personas por sus preferencias sexuales.

Hace cincuenta años, los Carnavales eran más sanos. La gente se divertía en toldos sin escuchar música inadecuada ni hacer movimientos vulgares.

Los disfraces eran llamativos. Los desfiles bastante ordenados (pasaban por la Avenida Central), y el folklore se resaltaba.

No ocurrían esas



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