Controversia
En un mundo tan cambiante como en el que vivimos en la actualidad abundan y hasta son necesarias las controversias, porque dan oportunidad de discutir
En un mundo tan cambiante como en el que vivimos en la actualidad abundan y hasta son necesarias las controversias, porque dan oportunidad de discutir propuestas de las cuales se han de derivar las acciones y los resultados.
Sin embargo, en nuestro escenario político, luego del retorno de la democracia, las campañas electorales se han manejado como si fuesen resultado de los esfuerzos de oficinas de relaciones públicas o, tal vez, de campañas publicitarias que responden a la intención de alternabilidad en el poder.
Esta situación fue rota con la llegada al poder de un pequeño partido que creó una novedosa forma de gobernar, realizando múltiples obras de infraestructuras y sociales.
Ante la ausencia del razonamiento que existía antes del 2009, surgió una prensa opositora para combatir al colectivo que surgió como una tercera fuerza y terminó siendo uno de los más grandes de la historia del país.
La simpleza de las líneas editoriales que promueven los enfrentamientos y las discusiones estériles, demuestra la incolora postura de la clase política en contra del gobierno.
Tratar de reglamentar la conducta de los políticos con la firma de pactos éticos no resuelve el problema de la falta de propuestas por parte de la oposición, que sigue un camino sin destino, desmoralizando a sus seguidores.
Tienen razón los partidos de oposición cuando se quejan de sus candidatos por no tener nada innovador que decir ni hacer, tan solo con la pretensión de copiar lo realizado por el Gobierno, lo que hace crecer cada día al candidato oficialista.
Es interesante escuchar a Teresita de Arias Calderón o Francisco Sánchez Cárdenas con sesudos análisis solicitando a los Juan Carlos que se bajen de sus respectivas candidaturas para darle la oportunidad un solo candidato opositor presidencial, que por supuesto, no es ninguno de los dos.