Desastres y pobreza
La destrucción que ha producido el tifón Haiyan en Filipinas nos deja demasiadas preguntas sobre la previsión del desastre, la preparación estructural de las zonas afectadas
La destrucción que ha producido el tifón Haiyan en Filipinas nos deja demasiadas preguntas sobre la previsión del desastre, la preparación estructural de las zonas afectadas para soportarlo y también acerca de las actuaciones de emergencia tras la tragedia.
¿Por qué el terremoto de Haití, de 7 grados en la escala de Richter dejó cerca de 250,000 muertos y el de Chile, de 8.8 grados, apenas 1,000?
No es una casualidad que los desastres naturales afecten siempre en mayor medida a países con grandes niveles de pobreza: el tsunami en el sudeste asiático en 2004, el terremoto en Haití en 2010 y ahora el tifón en Filipinas son una prueba de ello.
Esta relación entre los efectos de los desastres naturales y la pobreza es una de las conclusiones del informe “La geografía de la pobreza, los desastres y el clima extremo en 2030”, realizado en Londres por el Overseas and Development Institute (ODI) y presentado casi de manera profética hace unas semanas.
La previsión es que 325 millones de personas en pobreza extrema vivirán en alguno de los 50 países más propensos a sufrir desastres naturales antes de 2030, principalmente en el sur de Asia y en África subsahariana.
Una posibilidad de minimizar sus efectos es invertir en prevención, en fortalecer las infraestructuras y en renovar los sistemas de alerta para hacerle frente cuando se produzca, ya que el consumo desmedido de recursos naturales, la deforestación, la superpoblación y mala distribución de la población, la falta de acceso al agua potable y la escasez de tierras cultivables también establecen una relación directa entre el cambio climático y el empobrecimiento.