Discutir
Siempre digo a mis alumnos que muchos panameños no saben discutir. Al final el asunto puede terminar en insultos, luego de levantarse la voz y hacer gestos
Siempre digo a mis alumnos que muchos panameños no saben discutir. Al final el asunto puede terminar en insultos, luego de levantarse la voz y hacer gestos amenazadores. Hay sujetos que opinan en los medios de comunicación de todo, aunque no sepan el asunto. A ellos los llaman "todólogos"...
Con el inicio del último año del Gobierno se formó una discusión entre algunos alumnos de Periodismo. El asunto era lógico: evaluación de lo que ha hecho el Gobierno. Unos aprovecharon para criticar todo. Otros explicaron lo positivo de estas obras. Lógico es que se habló a gritos sobre los "tranques".
Alguien le echó la culpa al Gobierno... por querer hacer todos los cambios viales "de una vez". Por más que se dijo que ese metro, pasos elevados y "soterrados", etc. han debido ser hechos por otros gobiernos, no daban su "brazo a torcer". Hasta alegaron que las construcciones que modernizarán la ciudad se debieron hacer de una en una (¿?).
"El gobierno quiere hacer en cinco años lo que no hicieron los gobiernos de Pérez B., Doña Mireya y Martín", alegaron. Hablaron que nos estábamos endeudando mucho, pero ese argumento no lo entendió la mayoría de los alumnos.
Participé narrando historias sobre proyectos que se planificaron hace más de veinte años y ningún gobierno los hizo.
Eso pasa porque al cambiar un gobierno, el nuevo no quiere seguir las obras del anterior... para no darles brillo. Eso de los "proyectos de Estado" no existe en Panamá. Alguien sostuvo que se hacían hospitales, pero faltaban medicamentos; algo que ha ocurrido antes.
A medida que se daban argumentos a favor y en contra, las voces se elevaban y los ánimos se alteraban.
Insistí en que los panameños pensamos que si no ganamos una discusión, eso irá contra el machismo. Por eso hay que promover los diálogos "de altura" y el intercambio de ideas respetuoso.
Una persona que vivió en EE.UU. dijo que allá no había un seguro social que, aunque no tuviera todos los medicamentos, ayudaba a la gente de bajos sueldos. Se destacaron las jubilaciones del seguro (en EE.UU. son privadas).
Se cerró este ejercicio democrático de opiniones con la conocida frase: "el panameño va para el cielo... y está llorando".